Hch 8, 26-40; Sal 65; Jn 6, 44-51.
“Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado”
Jesús afirma que nadie puede ir a Él si no lo atrae el Padre. En realidad, Jesús pone de relieve la necesidad absoluta de la gracia: es necesaria una iluminación interna de Dios para comprender las cosas de Dios, para venir hacia Cristo, para tener la fe.
Pero a esta iluminación divina, dada a todos, el hombre puede siempre resistir: sólo aquellos que consienten en “escuchar” al Padre vienen a Jesús. Es el gran misterio de la responsabilidad libre del hombre.
El camino de salvación es creer y adherirse a Jesús, nutrirse más y más de su alimento, pan, vida, verdad, amor, es decir participar eficazmente de su mesa.
Por ello conscientes de nuestra naturaleza humana expresamos: Soy débil y no basta mi propia decisión, es necesario que Dios en su infinita bondad me conceda la gracia de ir hacia Jesús.
Dios todopoderoso y eterno te pido me concedas la gracia de poder ir hacia Jesús, que todo mi ser se configure conforme a la persona de Cristo, para que mis actitudes, mis palabras, mis pensamientos y mi amor manifiesten a los demás la presencia de Dios en mi vida. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Juan Rodríguez Gaucín, cm
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