Hch 5, 34-42, Sal 26; Jn 6, 1-15.
“¿Dónde compraremos pan para dar de comer a tantos?”
La muchedumbre sigue a Jesús por diversas causas: por sus milagros, por curiosidad, por necesidad, o por compromiso personal… El escenario de esta muchedumbre tan diversa es ahora el lago de Galilea. El milagro de la multiplicación de los panes que nos narra el evangelio, se hace realidad también hoy día en infinidad de comunidades cristianas. De esta manera podemos decir que muchos defectos tiene nuestra iglesia, pero nadie le podrá echar en cara que no dé de comer y socorra a tantos y tantos pobres y necesitados. Y es ahí, en el servicio a los pobres, donde resuena siempre la voz de Jesús que nos llama a hacer lo mismo: entregar nuestra vida al servicio de los más abandonados de la sociedad.
Por ello en nuestros proyectos populares, por muy bien pensados y financiados que estén, siempre habrá lugar para el milagro, porque un proyecto popular no consiste en entregar al pueblo una obra, sino en que el pueblo se la apropie y aprenda a compartirla en solidaridad. Esto nunca es fruto del dinero, sino de la transformación interior, que es la cuota, el aporte de Dios. Dios hará ese milagro si el pueblo pone su parte. El pan compartido con los hermanos será el signo por el que demostremos que hacemos vida de nuestra vida el pan comulgado en la eucaristía.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Juan Rodríguez Gaucín, cm
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