Is 50, 4-7; Sal 21; Flp 2, 6-11; Mc 14, 1-15. 47.
Un día de primavera del año 30 entraron en Jerusalén dos procesiones. Comenzaba la semana de Pascua, la semana más sagrada del año judío.
Una de ellas era una procesión de campesinos, encabezada por Jesús de Nazaret, montado en un burrito; el mensaje que proclamaban trataba del reino de Dios.
La otra procesión la encabezaba Poncio Pilato, acompañado de centenares de soldados montados sobre imponentes caballos y armados hasta los dientes. En su mensaje proclamaban que el poder, el honor y la victoria pertenecen a los más fuertes de este mundo, a los que haciendo la violencia destruyen a sus enemigos.
La procesión de Jesús anuncia el reino de Dios, la de Pilato el reino del César; la confrontación entre estos dos reinos avanza a lo largo de esta semana hasta culminar con la ejecución~crucifixión de Jesús en manos de los poderes que gobernaban su mundo.
Lo que solemos llamar entrada triunfal de Jesús fue, más bien, una entrada anti~imperial y anti~triunfal, un modo de explicarnos cómo actúa Dios en la historia desde la no~violencia y la no~conquista.
Y tú, ¿En qué procesión la vida estás? ¿En qué procesión de la historia avanzas?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Emmanuel Velázquez Mireles, cm
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