2Sam 7,4-5.12-14.16; Sal 88; Rom 4,13.16-18.22; Lc 2, 41-51.
“José era un hombre justo”
El evangelio refiere muy poco sobre José, menciona la línea familiar que le precede vinculándolo con la descendencia del rey David. Desde luego menciona que es el esposo de María, la Madre de Jesús. Todo eso es valioso sin duda, pero queda algo que no puede pasar inadvertido: era un hombre justo.
¿Qué es ser justo? La Sagrada Escritura lo describe así: el hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos; aquel que honra el nombre de Dios y cumple los mandamientos; quien se compadece del huérfano y de la viuda.
A un hombre justo quiso Dios darle la custodia de su Hijo. Eso ya nos ilumina mejor para comprender de qué va el asunto.
José estuvo al frente del cuidado de Jesús, le enseñó a trabajar, a ganarse la vida a costa de su esfuerzo sin quitarle al otro lo que es suyo, le educó en la confianza e intimidad a Dios, le llevó a la sinagoga y le enseñó a orar, le transmitió lo mejor que había en su corazón. No podemos imaginar la hondura de la compasión de Jesús sin mirar la influencia de José, hombre justo.
San José, ruega por nosotros.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Emmanuel Velázquez Mireles, cm
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