1 Pe 5, 1-4; Sal 22, 1-6; Mt 16, 13-19.
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia… a ti te daré las llaves del Reino…”
Diversas sectas y denominaciones cristianas se creen que Pedro se llevó consigo, a la tumba, la roca, la Iglesia y las llaves. Y donde Cristo habló de “mi Iglesia” (en singular), ellos se inventan otras plurales y nuevas iglesias, para enmendarle la plana. Acaso, como a Pedro lo crucificaron boca abajo, se le cayó del cinturón la roca, las llaves y la Iglesia de Jesús.
Joseph Jacobson era obispo luterano al cargo de 150 comunidades canadienses. Hoy, después de una larga travesía, es sacerdote católico. Y nos dice: “Dios nos ha dado dos pilares para mantenernos fieles al Evangelio, uno es Pedro, y el otro es María. Y si pierdes uno, o los dos, no puedes mantenerte en el camino de la fidelidad. Y empecé a entender eso de una manera nueva. También empecé a sufrir por mis hermanos protestantes que ellos no tienen ni uno ni otro pilar. No tienen ni a Pedro ni a María”.
Gracias, Jesús, por darnos a Pedro y a sus sucesores. Ellos, entre los accidentes de la historia de los siglos, guardaran por gracia la unidad de la Iglesia. Como María guardaba al Jesús niño para dárnoslo como nuestro único Salvador.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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