1 Re 10, 1-10; Sal 36, 5-10; Mc 7, 14-23.
Lo que nos mancha es lo que sale de dentro
La primera lectura nos lleva, con la reina de Sabá, hasta la sabiduría de Salomón. Al escucharla, recordamos lo que dijo Jesús: “La reina del Sur se levantará en el juicio contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más grande que Salomón” (Mt 12, 42). ¿Cuánto camino, busco, escucho la sabiduría de Jesús y su cruz? También Jesús nos dijo: “Aprendan de los lirios del campo…les digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos” (Lc 12, 27). Ustedes busquen el Reino de Dios y lo demás se les dará por añadidura…
Y, aunque diversas religiones y sectas siguen prohibiendo esta comida o aquella bebida, me sale del corazón decirle a Jesús: ¡Gracias! Gracias, pues nos has liberado de las grandes y las pequeñas ataduras. Declaraste todos los alimentos puros. Y nadie puede cerrar lo que tú abriste. Nada está prohibido, salvo esclavizarnos. Así nos lo recuerda san Pablo: “Cristo nos libertó para que seamos libres” (Gál 5, 1). Y, gracias Jesús, por avisarme que lo que me puede manchar es lo que sale de mi corazón. De ahí salen las intenciones malas, fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, calumnias, fraude, libertinaje…”. Todas estas perversidades salen de dentro. y contaminan al hombre”. Todas las injusticias… Y la de comer y beber a costa de los hambrientos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
0 comentarios