2Sam 18,9-10.14. 24-25. 30 -19,3; Sal 3; Mc, 5, 21-43.
”No temas; solamente ten fe“
¿Y qué es la fe? Sucedió que un santo, antes de su conversión, estaba buscando la fe. No la encontraba por ningún lado. Le pidió a un experto en religión, a un doctor en teología, a varios cardenales, pero en ninguno de ellos logró encontrarla para sí mismo. Un día, pasando por una iglesia se le ocurrió entrar para ver cómo era. Entró justo en el momento de la homilía, mientras el sacerdote que celebraba estaba diciendo: “¡Dios mío!” Esta expresión cambió toda su vida. Vio que la fe no es algo que un doctor en teología pueda dar, sino que es un don de Dios.
Y esa fe, don de Dios, en una persona puede mover montañas y mover hasta el corazón del mismo Dios. La fe es confianza absoluta en Dios, es abandono, es creer en la persona de Jesús, fiarse de él y de su Palabra. Los dos milagros que hoy nos narra el evangelio son la mejor respuesta a nuestra pregunta: ¿Qué es la fe?. Acercarse a Jesús con absoluta confianza, confiar de corazón en su Palabra.
Pidamos a Dios el don de la fe todos los días, para mover el corazón de Jesús, que espera de nosotros que le pidamos lo que más necesitamos. Señor Jesús, te necesito. Cúrame de mis heridas, libérame de mis esclavitudes y vicios. Ayúdame a encontrarte en mis hermanos y en la Eucaristía.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín, cm
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