2Sam 5, 1-7; Sal 88; Mc 3, 22-30.
“El pecado contra el Espíritu Santo”
Hace algún tiempo los periódicos diarios del Perú destapaban un escándalo, por el cual una mafia hacia negocio con medicamentos vencidos, adulterando envases y montando todo un aparato para cambiar fechas de vencimiento y número de lote de fabricación para introducirlos en el mercado. Estamos frente a un ejemplo de falta de escrúpulos y engaño con el solo propósito de beneficiarse a cualquier precio. ¿No será a uno de estos engaños a los que se refiere el Señor en el evangelio de hoy?
Los escribas saben que están mintiendo, que están armando un argumento engañoso que no tiene sustento, y por eso Jesús lo tacha de imperdonable. Es el pecado contra el Espíritu Santo. Lo hacen para sostener su posición frente a Jesús, para condenar a Jesús, porque ven en Él una amenaza a sus intereses egoístas.
¿Cuántas veces nuestras instituciones y nosotros mismos nos vemos tentados de actuar así? ¿Cuántas veces por una conveniencia actuamos así? ¿Cuántas veces, teniendo toda la capacidad de manejarnos con la verdad, buscamos razonamientos falsos para defender posturas o intereses personales o de institución? De esta forma se engaña así intencionadamente a los más pobres, a los más humildes, a los indefensos, cuando tendrían que ser los privilegiados.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín, cm
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