Día 4. Esperanza y salvación
(Isaías 9, 2-7a) Para aumentar su señorío con una paz sin fronteras (Salmo 34, 1-15) Busca la paz, marcha tras ella (Apocalipsis 7, 13-17) Dios mismo enjugará toda lágrima de sus ojos (Juan 14, 25-27) Os dejo la paz, mi paz os doy
La violencia en el Caribe es un problema que interpela a las Iglesias. Existe un índice alarmante de asesinatos, muchos de los cuales están relacionados con la violencia doméstica y la lucha entre bandas, como también con otras formas de criminalidad. También hay un número creciente de autolesiones y de suicidios en algunas zonas de la región.
Reflexión: El reino que Dios prometió, el reino que Jesús anunció e hizo presente en su ministerio, es un reino de justicia, de paz y de alegría en el Espíritu Santo. ¿Qué significa esta buena noticia para los que están atrapados en la oscuridad de la violencia? En la visión del profeta, una luz brillante cubrió a los que habitaban un país tenebroso. Pero, ¿cómo pueden los cristianos llevar la luz de Jesús a los que están en las tinieblas de la violencia doméstica y de las bandas? ¿Qué esperanza pueden ofrecer los cristianos? Es triste que la división de los cristianos sea un antitestimonio que hace difícil poder transmitir esperanza. Sin embargo, la búsqueda de la paz y de la reconciliación ente las diferentes Iglesias y confesiones es lo opuesto a esto. Cuando los cristianos se esfuerzan por la unidad en un mundo marcado por los conflictos, ofrecen al mundo un signo de reconciliación. Los cristianos que se niegan a entrar en una lógica de privilegios y de estatus, que se niegan a devaluar a los otros y a sus comunidades, dan testimonio de la paz del reino de Dios en el que el Cordero conduce a los santos a los manantiales de aguas vivas. Esta es la paz que necesita el mundo, la que trae sanación y consuelo a los afligidos por la violencia.
Oración: Dios de todo consuelo y esperanza, tu resurrección venció la violencia de la cruz. Que como pueblo tuyo podamos ser un signo visible de que la violencia de este mundo será vencida. Esto pedimos en el nombre del Señor resucitado. Amén.
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