1Jn 3. 11-21; Sal 99; Jn 1, 43-51.
“Maestro, Tú eres el Hijo de Dios”
Una vez que se da el encuentro con Jesús viene la invitación: Sígueme. Esta es la llamada de Jesús a todo hijo de Dios: seguir a Jesús. En la persona de Felipe estamos todos nosotros. Y del seguimiento brota la misión, el testimonio, el contagio salvífico a los demás, dice el evangelio de hoy: Felipe se encontró con Natanael y le dijo: hemos hallado…a Jesús, el Hijo de José, de Nazareth. Quien de verdad se encuentra con Jesús no puede quedarse callado, se convierte en un misionero.
Escuchemos esta apremiante exhortación del Papa: Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor».
Después de leer y meditar estos pasajes de san Juan digamos que lo primero es: Encontrarnos con la persona de Jesús. Lo segundo: permanecer con El, y tercero: anunciarlo con nuestra vida.
Jesús dio la vida por ti, y tú ¿por quién la das?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín, cm
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