1Jn 2, 29-3; 6; Sal 97; Jn 1, 29-34.
“Ahí vine el Cordero de Dios”
Leyendo el evangelio de este día les invito a detenernos en tres expresiones.
Primero. Juan vio que Jesús venia al encuentro. ¿Al encuentro de quien? De ti y de mí…, porque es Jesús que siempre sale a nuestro encuentro, Él nos busca, nos llama, nos invita a seguirlo para que camines tras sus huellas, porque, claramente nos lo dijo: No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien les he elegido…
Segundo: Juan exclama: Ahí viene el cordero de Dios, el que carga el pecado del mundo. Sí, ese es el que vino a cargar con nuestros pecados, el que vino a perdonarnos, a devolvernos la verdadera libertad, y a hacernos hijos de un mismo Padre. Pero además, hay otro detalle que es preciso tomar en cuenta. Ahí está Juan presentando a Jesús: Pregúntate, tu hombre o mujer de fe, a quién has presentado a Jesús. Date cuenta que la tarea de Juan es también la mía y la tuya. Presentar a Jesús a otros como habrá habido tantos que te lo han presentado y te han llevado a encontrarte con Él.
Tercero: Dice Juan con una afirmación rotunda: Yo lo he visto. Detrás de esta frase hay toda una experiencia de encuentro con Jesús, porque de Jesús no solo es preciso saber, la fe es experiencia que brota del Encuentro con su persona. Y eso es lo que necesitamos los que queremos seguir a Jesús, encontrarnos con él..
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín, cm
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