«Ten piedad de nosotros y bendícenos»
Núm 6, 22-27; Sal 66, 2-3.5.6.8; Gal 4,4-7; Lc 2, 16-21.
Iniciamos este año 2018 celebrando a María Madre de Dios y Madre nuestra. Querido Padre amoroso, pongo en tus manos mi agradecimiento por permitirme haber terminado un año más de vida y quiero ponerme en tus manos de Padre en este año que comienza.
Tú, que velas por mí y estás por encima de los límites del tiempo y del espacio, sabes lo que necesitaré en este nuevo año. Me abandono a tu misericordia, a tu Providencia. Que sea lo que Tú dispongas, Señor.
Aumenta mi fe, que sea capaz de descubrir tu presencia en mi caminar. No permitas que nada me separe de Ti. Dame fortaleza y perseverancia en las pruebas, y ayúdame cada día a recordar que nunca sucederá nada que Tú y yo juntos, no podamos superar.
Líbrame de la indiferencia. Hazme sensible a las necesidades de los demás, y muéveme no sólo a orar, a interceder por ellos, sino a realizar acciones concretas en bien de mis hermanos.
Ayúdame a no ser ambicioso ni desperdiciado con mi tiempo y con mis dones. Enséñame a darme a los demás, a comprender que sólo vale la pena lo que se hace por los demás. Enséñame a salir de mí mismo para ir al encuentro de mis hermanos, sin prejuicios, sin orgullo, con la mano extendida y el corazón abierto.
Que así sea, Padre Dios. Así te lo ruego. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín, cm
0 comentarios