1 Sam 1, 24-28; 1 Sam 2; Lc 1,46-56.
“Él ha mirado la humildad de su esclava”
El Evangelio de hoy es continuación del pasaje de ayer. Es la respuesta de María al saludo de su prima Isabel, quien la acaba de reconocer como “la Madre de mi Señor”, y María en respuesta proclama la grandeza del Señor y… se pone a servir. ¡Este es precisamente el camino de la humildad cristiana!, no es sentirnos poca cosa o lo peor, sino reconocer que nuestra debilidad y finitud unida a la grandeza de Dios puede hacer grandes cosas y que todo lo grande o hermoso que somos o tenemos es don de Dios.
Dios la habita y ella corre presurosa a servir a quien la necesita, barriendo, cosiendo, lavando, yendo por agua a la fuente del pueblo… como una más. ¡La Reina del Cielo, la Madre de Dios, se hace esclava del Señor y por eso mismo, se hace también esclava de su prójimo en necesidad!
¡Que María santísima, Madre de Dios y madre nuestra, interceda por nosotros y aprendamos a ser humildes como ella, haciendo de nuestro amor y entrega a Dios un servicio sencillo y alegre a nuestro prójimo más necesitado!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Catalina Carmona Librado, HdC
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