Sab 7, 22—8, 1; Sal 118, 89-91.130.135; Lc 17, 20-25.
“… el Reino de Dios está en medio de ustedes”
No está pintado de verde en los mapas, no puedes señalar sus fronteras, carece de guarda fronteriza. ¡Es el Reino de Dios!, y ninguno hay más real.
- ¿Cómo lo puedo detectar o comprobar su consistencia?
- Muy sencillo, el Reino de Dios consiste en que Dios reine en tu
- ¿Y cuándo reina Dios en mi vida?
- Cuando buscas su voluntad y la
- Pero, de modo concreto, ¿qué quiere Dios que haga?
- Que lo ames a él como a nuestro Padre y a los demás como nos amó Jesucristo.
- Pero eso de amar a los demás de ese modo, ¿no te parece que es imposible?
- Por supuesto que lo es, si sólo contamos con Jesús nos dijo “sin mí nada pueden hacer”. Una rama, separada del árbol, ¿cómo va a tener vida y flores y frutos? ¿Recuerdas al padre del niño enfermo, que le dijo a Jesús “si algo puedes, ayúdanos”. Y Jesús le contestó: “Todo es posible para el que cree” (Mc 9, 23). Porque la fe es como el canal que nos conecta con la vida de Jesucristo. Y, unidos a su vida, podemos más de lo que imaginamos. La vida de los mejores cristianos nos demuestra cuánto podemos desde él y con él.
- ¿Entonces, el Reino de Dios no es algo íntimo, algo que llevamos en nuestro corazón?
- Está dentro de nosotros, pero igualmente en medio de nosotros, en nuestras relaciones con los demás y en las estructuras que Y Dios no reina para oprimirnos, sino para liberarnos, para que lleguemos a ser lo que Dios sueña que seamos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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