Ef 2, 19-22; Sal 18; Lc 6, 12-19.
Eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles
Jesús, antes de elegir a los doce apóstoles, pasa toda la noche orando al Padre. Oraba por ellos y hoy sigue orando. Jesús nos ha salvado entregando su vida por nosotros, nos ha hecho justos delante del Padre. Y ahora, ¿qué hace? Intercede, ora por nosotros. ¿Que habrá sentido Pedro cuando lo negó y después Jesús lo miró? …sólo llorar y recordar lo que ya le había dicho Jesús: rezaré por ti.
Muchas veces decimos a alguien: reza por mí, tengo necesidad, tengo tantos problemas, tantas dificultades, reza por mí. Y esto es algo muy bueno porque nos necesitamos unos a otros.
¿Oras por quien te pide tu oración?
Pero también esta súplica la debemos dirigir a Jesús: ora por mí como lo hiciste en aquella ocasión por Pedro. Él ora por mí, por ti. Jesús ora por nosotros haciéndole ver a su Padre y nuestro Padre el precio de nuestra salvación: sus llagas y su muerte en la cruz. Confiemos en su oración y agradezcamos al Padre por tener un “Hermano” (Jesús) que ora con nosotros, intercede por nosotros, y digámosle:
Señor Jesús, te confío mi vida, mis problemas, mis preocupaciones, todo lo que soy y lo que tengo. Preséntame así como soy ante el Padre Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín, cm
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