Mal 3, 13-20; Sal 1; Lc 11, 5-13.
Pidan y se les dará…
Una historia sobre el poder de la oración. Una mujer pobre entró a una tienda. Preguntó al tendero si podía fiarle algo para comer. Su marido muy enfermo y 7 hijos que alimentar. El tendero, burlándose de ella le pidió que saliera de la tienda. La mujer insistió: –“Por favor señor, le traeré el dinero tan pronto como pueda.” El tendero vuelve a negarse. Junto al mostrador había un cliente que escuchó la conversación y, acercándose al mostrador, le dijo al abarrotero que él respondería por ella. El tendero de mala gana le pregunta a la mujer qué necesitaba y que pusiera su lista en la balanza, y lo que pese la lista, eso le daré en mercancía”. La mujer sacó una hoja de papel de su bolso y escribió algo en ella y puso la hoja sobre la balanza. Quedaron sorprendidos al ver que el plato de la balanza bajó hasta el mostrador y se mantuvo abajo con un papel. El tendero, mirando fijamente la balanza, se volvió hacia la señora y dijo: “¡No puedo creerlo!”. Y empezó a poner la mercancía y siguió llenando el plato hasta que ya no cupo más. El tendero disgustado, vio que no era lista de mercancía, sino una oración que decía: –“Señor mío, tu sabes mis necesidades, y las pongo en tus manos”. El tendero terminó diciendo:
¡Solo Dios sabe cuánto vale la oración!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín, cm
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