1 Tim 3, 14-16; Sal 110, 1-6; Lc 7, 31-35.
“La Iglesia. . . columna y fundamento de la verdad”
Contra lo que decía el protestante Lutero de la “sola Escritura” (o sola Biblia) como fundamento de la fe cristiana, la Biblia nos dice hoy, en la primera Lectura, que la “La Iglesia… es columna y fundamento de la verdad”. Ella no es la verdad, sino columna y base de la verdad, como la vela no es la luz, sino base y columna de la luz. La verdad y la luz es el Señor Jesucristo.
Hoy celebramos a los mártires de Corea, una de las iglesias actualmente más vivas. Cada año, por Pascua, bautiza a unos doscientos mil nuevos cristianos, la mayoría adultos conversos. Y no quedan aislados, anónimos, sino como miembros de algún grupo de católicos. Los primeros evangelizadores fueron laicos. Uno de ellos ingresó el servicio diplomático ante Pekin. Allí se bautizó y allí recibió algunas instrucciones del obispo de Gouvea. Regresó a Corea y, a partir de su retorno en 1784, logró introducir el cristianismo en Corea, y no tenían ni Biblias. Pronto llegó la persecución, y muchos de los cristianos fueron asesinados. Pero ellos volvieron a renacer. Otras persecuciones más se sucedieron. En 1801, trescientos coreanos y un sacerdote chino fueron ejecutados. Nuevas persecuciones acaecieron en 1815 y 1827.
En septiembre de 1839 fueron asesinados los tres misioneros extranjeros; en 1846 decapitaron al sacerdote nativo Andres Kim, a Paul Chong y multitud de catequistas y laicos, desde niños a mayores, mujeres y hombres. Sobre estos testigos se asienta la actual y creciente Iglesia de Corea del Sur… ¿Qué clase de testigos somos?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
0 comentarios