Nuevos rostros del carisma: la intuición de San Vicente

por | Sep 7, 2017 | Formación | 0 comentarios

Durante el mes de julio, ha tenido lugar en Colombia el Seminario de Estudios del Carisma (Cevco), donde se han impartido interesantes conferencias que ahora, gracias a la gentileza de Corazón de Paúl, compartimos con vosotros. Son materiales muy interesantes para nuestra reflexión, máxime en este año que celebramos el 400 aniversario del carisma vicenciano. Os invitamos a profundizar en él con estos materiales.

Se me ha pedido hablar de los nuevos rostros del Carisma y ¡qué difícil es hablar de esos rostros! ya que son muchos, es más, cada uno de nosotros es un rostro del Carisma aquí y ahora. Así que, para no hacer muy compleja esta reflexión, vamos a tomar algunas experiencias que se están tratando de vivir en la Familia Vicentina hablando así de experiencias generales y evitando así la complejidad de lo particular.

La estructura de esta presentación será la siguiente: En un primer momento expondré algunas intuiciones de Vicente a las que yo llamo “chispazos fundacionales” y que se han concretado de alguna manera en las opciones que ha tomado la Familia Vicentina en la actualidad, en un segundo momento presentaré tres experiencias de la Familia Vicentina hoy, experiencias que ustedes conocen pero que no creo sobre recordar, tratando de evidenciar cómo estas propuestas o iniciativas de la Familia Vicentina no son otra cosa que la aplicación particular de las mismas experiencias fundantes que el Espíritu suscitó hace 400 años. Por último, y no como apéndice sino como colofón[1], quiero presentar algunas obras concretas en donde se pueden evidenciar claramente nuevos rostros del Carisma.

Primero momento: Chispazos fundacionales.
No pretendo exponer en profundidad frases o acontecimientos de la vida de nuestros fundadores, solo pretendo mostrar brevemente cómo en la Francia del siglo XVII se gestaba todo lo que somos y hacemos hoy, incluso a nivel institucional.

Cuando Vicente de Paúl reunió al primer grupo de mujeres para formar la “Cofradía de la Caridad” en Chatillon, acontecimiento del cual ya se ha reflexionado en profundidad, dejó escrito en la Regla que les dio,[2] que los pobres sufren a veces más por falta de “orden” en la ayuda que se les da que por escasez de personas cari­tativas que estén dispuestas a ayudar. De otro lado animaba también a sus seguidores a que examinaran los diferentes aspectos en las vidas de los pobres para ver cuáles eran sus necesidades más urgentes: ali­mentación, atención sanitaria, educación, oportunidades laborales, atención espiritual; es decir, Vicente invitaba a sus colaboradoras y misioneros a “leer” e “interpretar” la realidad de las personas y sus necesidades. De este modo, Vicente iba orientando y estructurando un movimiento carismático, un movimiento guiado por el Espíritu que, al tener como punto de partida la realidad de los pobres, les ofreciera lo que ellos necesitaban realmente. Es sabido incluso que Vicente escribía reglamentos muy detallados para todos los grupos que iba fundando, de modo que estuviera bien organizado su servicio a los pobres.

Se conocen tres frases clave en los escritos de Vicente que hoy animan a las ramas de la Familia Vicentina no sólo a asistir a los pobres en sus necesidades inmediatas proporcionándoles alimen­tos, ropa y cobijo, sino también para ayudarles a cambiar el sistema social en el que viven, de modo que puedan salir de su pobreza. A continuación se exponen dichas frases:

1. Nuestro amor debe ser a la vez “afecti­vo y efectivo.”[3] ¿Habrá acaso algún miembro de la Familia Vicentina que no conozca esta frase? Es una de las más famosas, incluso a veces se usa como slogan y me atrevería a decir que es una buena síntesis de la vida de nuestros fundadores así como del ser y que hacer de la Familia Vicentina. En esta misma línea Vicente dice: que “El amor de una hija de la caridad no es solo tierno; es también efectivo, porque sirve a los pobres de manera práctica”[4].

2. Debemos servir a los pobres “espiri­tualmente y corporalmente”[5]. Vicente usa esta frase al hablar a todos los grupos que fundó: las Cofradías de la Caridad, la Congregación de la Misión, y las Hijas de la Caridad. Incluso dirá a las hijas de la caridad que ellas deben no sólo cuidar de las necesida­des corporales, sino también compartir su fe con los pobres por medio de su testimonio de vida y sus palabras. Y advierte a los miembros de la Congregación de la Misión que no deben pensar en su misión sólo en términos espirituales, ya que a veces la evangelización puede ser una excusa. Vicente exhorta drásticamente a los miembros de la Congregación a cuidar de los enfermos, de los niños abandonados, de los locos. A continuación el texto completo:

“Si hay algunos entre nosotros que crean que están en la Misión para evangelizar a los pobres y no para cuidarlos, para remediar sus necesidades espirituales y no las temporales, les diré que tenemos que asistirles y hacer que les asistan de todas las maneras, nosotros y los demás, si queremos oír esas agradables palabras del soberano Juez de vivos y de muertos: “Venid, benditos de mi Padre; poseed el reino que os está preparado, porque tuve hambre y me disteis de comer; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me cuidasteis” [6].

3. Debemos anunciar la buena noticia “de palabra y de obra”. Vicente estaba profundamente convencido que las palabras y las obras deben apoyarse mutuamen­te. Primero, obrar; luego, enseñar. Esa es la regla de san Vicente para una evangelización “efectiva”. En otras palabras, Vicente ve el predicar, el enseñar y la promoción humana como mutuamente complementarios, y como elementos integrantes del proceso evan­gelizador.

A la luz de estas frases, fundamentales en la espiritualidad de nuestra Familia Vicentina, hemos meditado con frecuencia en las dos últimas décadas sobre la llamada que el papa Juan Pablo II dirigió a la Asamblea General de la Congregación de la Misión en 1986: “Buscad más que nunca, con valentía, con humildad y con habilidad, las causas de la pobreza y poned en marcha solucio­nes a corto y largo plazo, soluciones concretas ágiles y efectivas. Si así lo hacéis estaréis trabajando por la credibilidad del evan­gelio y de la Iglesia”.

Segundo momento: la Chispa sigue encendida
Cualquier chispa que encuentre un buen combustible o una buena “mecha” no tardará en arder y efectivamente eso fue lo que pasó con la vida de nuestros fundadores. Esa chispa que surgió en Francia en el siglo XVII encontró en quien arder y a partir de allí ha seguido encendida porque el Espíritu del Señor se ha hecho presente en la Familia Vicentina y esta a su vez ha sido dócil a esta inspiración. Quiero dejar claro, como premisa fundamental, que no pretendo hacer un exposición detallada de las experiencias de las que a continuación hablaremos; mi intención es dar algunas breves pinceladas con el objetivo de motivar a los participantes en este seminario a profundizar en lo concerniente a estos temas en los que se mueve la Familia Vicentina hoy y de los cuales a veces somos tan ajenos.

Primera experiencia: “Que todos sean uno” (Jn 17, 21), La Familia Vicentina.
Para todos nosotros hablar hoy de la Familia Vicentina es algo muy normal, es el “pan de cada día”, incluso estamos aquí como familia, nadie es indiferente, nadie pasa inadvertido, todos nos sentimos unidos por un Carisma, por una Persona, por unos fundadores. Pero, para quienes conocen un poco más nuestra trayectoria, no les sería difícil reconocer que esto, no siempre fue así.

Durante muchos años se habló de la doble Familia Vicentina, haciendo alusión a la Congregación de la Misión, por un lado, y a la Compañía de las Hijas de la Caridad, por otro. En el siglo XIX, tres siglos después del chispazo fundacional, será un Superior General de la Congregación de la Misión, a quien se le conoce como el segundo fundador, el Padre Juan-Bautista Étienne, el mismo que hablaba de la doble familia, quien, en una Carta Circular dirigida a la Congregación de la Misión, con fecha del 26 de mayo de 1844, en la que habla de las Hijas de la Caridad, dará un paso importante para consolidar lo que somos hoy. A continuación un fragmento de dicha carta:

“Desde el momento en que he estado en situación de conocer esta interesante Institución, he podido captar la conexión íntima y necesaria que hay entre sus funciones y las nuestras, de las que no son más que el complemento, y he comprendido la identidad de su espíritu con el de nuestra Compañía que hace que en realidad las dos familias de San Vicente no formen más que una sola, bajo una misma autoridad y con un mismo fin, que es la gloria de Dios y la salvación de los pobres”[7].

En esta carta del padre Étienne se perfilan los elementos que en un futuro se convertirían en los principales elementos de cohesión de nuestras Ramas: Nuestras funciones las cuales se complementan, un mismo espíritu que da identidad a nuestras Ramas pero que al mismo tiempo da unidad, una misma autoridad que no es otra que el Evangelio y un mismo fin: Dios y los pobres.

Mucho tiempo después, sería el padre Robert Maloney quien se encargaría de concretar aquella intuición del P. Étienne y daría paso a lo que hoy es la Familia Vicentina. Es necesario reconocer, como lo hace el P. Manuel Ginete, C.M. en uno de sus artículos publicado en la revista Vincentiana (julio –agosto de 2006) que a lo largo del tiempo, las diversas ramas de la Familia Vicentina, siempre desarrollaron alguna forma espontánea de aproximación y de colaboración, pero fue en la década de los 90 que a partir de diversas experiencias, en varios países, los Superiores Mayores de algunas ramas se reunieron, y ahí surgió una insistente propuesta de colaboración vicentina. Ahora el trabajo de la Familia Vicentina, cuyas ramas superan las 225, con más de 2 millones de miembros, es coordinado por el Comité Ejecutivo de la Familia Vicentina, integrado por representantes de siete Ramas; en el momento dicho Comité está conformado de la siguiente manera: Congregación de la Misión (Superior General, Presidente), Asociación Internacional de Caridades, Compañía Hijas de la Caridad, Sociedad San Vicente de Paúl, Federación de las Hermanas de la Caridad de Estrasburgo, Federación de las Hermanas de la Caridad de América del Norte, Hermanos de María, Madre de Misericordia. Es importante mencionar que de estas siete (7) ramas, cuatro son permanentes y tres (3) rotativas. Este comité Ejecutivo ha conformado una Oficina de la Familia Vicentina que se encarga de canalizar los esfuerzos del Consejo Internacional y en 2015, la Oficina de la Familia Vicentina se establece en Filadelfia para ayudar a coordinar todos estos esfuerzos. La toma de decisiones es misión del Comité Ejecutivo de la Familia Vicentina y el apoyo operativo, en la realización de las acciones propuestas, está a cargo de la Oficina de la Familia Vicentina.

1. El comité ejecutivo de la Familia Vicentina (VFEC)

El Comité Ejecutivo crea el entusiasmo y la motivación, entre las Ramas de la Familia Vicentina, en la vivencia del Carisma. No constituye un órgano jurídico, pero sí toma decisiones, ofrece recomendaciones y otorga su aprobación en las actividades de la Familia Vicentina, tales como: Los temas anuales de reflexión para la Familia Vicentina, el tema bienal para el encuentro internacional de los líderes internacionales, el establecimiento de los mandatos, para las Comisiones de la F.V., el nombramiento de los coordinadores y miembros de las Comisiones F.V., la designación del coordinador y equipo de la Oficina de la Familia Vicentina (VFO), el estudio anual de los presupuestos operativos de la F.V. y discierne las necesidades de la Familia Vicentina y su respuesta a esas necesidades; especialmente, en cuanto a la creación de nuevas Comisiones

ESTRUCTURA: como se dijo anteriormente, este Comité está compuesto por cuatro (4) Ramas permanentes y tres (3) Ramas rotativas de la Familia Vicentina.

Ø El equipo central consta de (4) Ramas: las tres Ramas fundadas por San Vicente de Paúl: La Asociación Internacional de Caridades (AIC); la Congregación de la Misión (CM); y las Hijas de la Caridad (DC); como también la Sociedad San Vicente de Paúl (SSVP) y las Ramas rotativas son: Las Hermanas de la Caridad de la Federación de Estrasburgo; los Hermanos de la Congregación de nuestra Señora, Madre de Misericordia; y las Hermanas de la Caridad de la Federación de América del Norte

La relación de las Comisiones de la Familia Vicentina con el Comité Ejecutivo:
Con el fin de ayudar a la Familia Vicentina en su servicio a quienes viven en pobreza el Comité Ejecutivo ha creado cuatro (4) entidades, o Comisiones, que se han ido estableciendo, al servicio de la Familia Vicentina Internacional. Las cuales son:

a) .famvin (oficina de comunicaciones)
b) La Comisión para la promoción del Cambio Sistémico
c) La Comisión de Colaboración de la Familia Vicentina
d) La Comisión para la Iniciativa en Haití de la Familia Vicentina

Las Comisiones comparten, entre sí, sus informes anuales. Cada Comisión asumirá los siguientes componentes: Explicar cómo se ha relacionado con las otras Comisiones, durante el transcurso del año; discernir si existe, en la Familia Vicentina, la necesidad de crear una nueva Comisión, para responder mejor a las necesidades de los pobres en la actualidad; las Comisiones buscarán el diálogo entre sí, para alcanzar una mejor forma de trabajo conjunto, en la Familia Vicentina. Algunas áreas específicas para posibilitar el diálogo incluyen:
· El uso de las redes sociales
· La interconectividad de las páginas web de la Comisión
· El intercambio de las mejores prácticas y lecciones aprendidas, para el beneficio mutuo de todos.

El Comité Ejecutivo, en su trabajo con las Comisiones: Otorga sus mandatos, nombra sus coordinadores y miembros, después de escuchar las necesidades y recomendaciones de las Comisiones, analiza sus informes anuales y hace recomendaciones en relación con su trabajo, monitorea sus finanzas a través de la Oficina Internacional de la Familia Vicentina (VFO), en diálogo con una Comisión, puede decidir que su mandato ha sido finalizado y por lo tanto se procederá a la disolución de la misma, crea nuevas comisiones, para satisfacer las necesidades, siempre cambiantes, de las personas que viven en la pobreza.

2. La oficina de la Familia Vicentina (VFO)

La Oficina de la Familia Vicentina, como una función del Comité Ejecutivo FV: coordina las actividades, proporciona información y comparte las experiencias de formación, sobre el patrimonio y el Carisma a todas las Ramas de la Familia Vicentina. Esto incluye la promoción de la comunicación y trabajo conjunto, entre las distintas Ramas así como las oportunidades para el liderazgo, fortalecimiento y desarrollo del trabajo en equipo. El trabajo de la Oficina asegura un seguimiento oportuno, como lo pide el VFEC, además del importante y constante apoyo a las Comisiones y Consejos Nacionales de cada país. Se puede decir que VFO es el vehículo a través del cual las aspiraciones del Comité Ejecutivo se conducen a nivel mundial. La Oficina asegura la continuidad del trabajo del Comité Ejecutivo, de un año para el otro.

La VFO apoya el trabajo de las Comisiones, a través de:
Ø La Creación de un calendario común, facilita el intercambio de información entre las Comisiones, genera un presupuesto operacional común, para el trabajo de la FV y la creación de una base de datos, para las actividades de FV.

En un nivel más práctico, la VFO habilita a los Consejos Nacionales para: Compartir las mejores prácticas, identificar los recursos de formación, crear oportunidades de trabajos efectivos con, y para quienes viven en pobreza, facilitar las relaciones y contactos, entre los Concejos Nacionales y las Ramas de la F.V., impulsar a los Concejos Nacionales en el conocimiento de la gran Familia Vicentina, incluyendo las Comisiones y el Comité Ejecutivo.

Vale la pena mencionar la existencia del Consejo de Familia Vicentina Latinoamericano (FAVILA) y ahora el nacimiento de FAVICA que es el Consejo de Familia Vicentina de Centro América. Todos los Consejos antes mencionados se especifican en los Consejos Nacionales de la Familia Vicentina, en Colombia conocido como JUCOVI.

Deseo cerrar este apartado con las palabras del padre Manuel Ginete “la propuesta de organización de la Familia Vicentina se apoya en la convicción de nuestra responsabilidad misionera al servicio del Reino, en la fuerza profética y dinamizadora del Carisma Vicentino”[8].

Segunda experiencia: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente” (Rom 12, 2), El Cambio Sistémico.

En el 2006, los responsables de la Familia Vicentina Internacional crearon una Comisión Internacional para Promover el Cambio Sistémico, con una metodología en particular, a través de proyectos, para ayudar a los Pobres y oprimidos a salir de la pobreza y de la miseria, desde entonces hemos venido hablando del Cambio Sistémico. Se han creado comisiones para la difusión y aplicación del Cambio Sistémico, incluso un misionero vicentino y una hija de la Caridad de Colombia hacen parte de la Comisión para el Cambio Sistémico en Latinoamérica y a pesar de ello, aún hoy, nos seguimos preguntando ¿Qué es el Cambio Sistémico?

Acercándonos al concepto
La ciencia moderna se centra en el estudio de “sistemas” cuyas partes interactúan continuamente unas con otras y se influyen mutuamente, para bien o para mal. Si los elementos que influyen en las vidas de la gente den­tro del sistema (la familia, las instituciones, el trabajo, la vivien­da, la alimentación y la bebida, el cuidado de la salud, la educa­ción, los valores morales, el progreso espiritual, etc.) funcionan a la vez de una manera positiva, la condición de la gente mejora. Si fallan uno o varios de esos elementos, el sistema entero empieza a derrumbarse. Las diversas ciencias reconocen que la realidad es compleja, pero afirman a la vez que “todo está conec­tado con todo.” Etimológicamente la palabra “sistema” procede del griego σύστημα que significa “reunión de cosas en forma organizada”, pero también se puede explicar desde otras dos palabras griegas: syn (sun) “con, junto, a la vez” – histemi (isthmi) “hacer estar de pie”. En consecuencia, un sistema consiste, según su etimología en que las cosas “se mantienen juntas” y para que se mantengan juntas, deben estar integradas; esto nos permite decir que un sistema es un compuesto unificado de cosas que funcionan juntas, interactúan y al hacerlo influyen unas en otras conti­nuamente, para bien o para mal.

Quienes le apuestan al Cambio Sistémico como forma de servir saben que, si se quiere cambiar la situación de los pobres, se hace imperativo atender no sólo un problema en particular sino que se debe modificar, transformar todo el sistema circundante. La experiencia enseña que las soluciones rápidas, aun cuando sean útiles por un tiempo, son inadecuadas a largo plazo. La apuesta ahora parte de un examen de la realidad total en que viven los pobres, y a continuación se debe intervenir, de manera que se modi­fique el sistema entero. Una apuesta de ese tipo es necesariamen­te interdisciplinar e implica a muchos actores diferentes: los pobres, a las personas interesadas, donantes, iglesias, gobiernos, al sector privado, a los líderes del mundo de los negocios, los sindicatos, entre otros.

Entendido así, el Cambio Sistémico intenta ir más allá de proporcionar alimentos, ropa y vivienda para aliviar las necesida­des inmediatas de los pobres, se centra en asistir a los necesitados y cambiar las estructuras dominantes en cuyo interior viven, para ayudarles a desarrollar estrategias que les ayuden a salir de su pobreza. De este modo, el Cambio Sistémico intenta transformar una serie de elementos que interactúan, y no un solo elemento, exige sin remedio un cambio en las actitudes que han producido los problemas que un grupo intenta resolver y este cambio de actitud implica necesariamente lo que San Pablo llamó metanoia, entendida como cambio de mentalidad, cambiar el modo de ver el mundo, cambiar la forma de estar en el mundo propiciando unas estructuras completamente diferentes; para ello, el Cambio Sistémico proporciona herramientas para examinar las relaciones entre los elementos del sistema y promover el cambio estructural en su inte­rior.

¿Esto es nuevo? En el 2007 en Roma sor Evelyne Franc, quien era la Superiora General de las Hijas de la Caridad, afirmó: “Este tema me parece muy interesante. Da un nombre a lo que tantos y tantas en la Familia están intentando hacer o esperan hacer, y además aclara y concreta la idea”. Es claro entonces que la idea del Cambio Sistémico no es nueva, desde hace tiempo la Familia Vicentina le viene apostando a este modo de evangelizar y de servir, está ya funcionando en proyectos de la Familia Vicentina, aunque el proceso mismo no haya sido definido o examinado en todos sus detalles.

La llamada de la Iglesia hacia un cambio de ese tipo apareció ya con toda claridad en Pacem in Terris (1963)[9] y en Gaudium et Spes (V.II)[10]. El papa Pablo VI expresó este tema en la Populorum Progressio (1967)[11], y el 13 de enero de 1972 convo­có a los cristianos a comprometerse a entrar “en el corazón mismo de la acción social y política, y de ese modo llegar a las raíces del mal, y a cambiar los corazones, y también las estructuras de la sociedad moderna”[12].

Sería anacrónico afirmar que Vicente de Paul habló o aplicó el Cambio Sistémico tal como se hace hoy, ya que no era conocido en su tiempo, o al menos no con este nombre, lo que si podemos decir es que Vicente expre­só muchas ideas relacionadas con él.

En la primera parte de esta exposición mencioné tres frases o invitaciones de Vicente que vale la pena recordar aquí, ya que ellas son las luces que orientan toda la espiritualidad del Cambio Sistémico: “Nuestro amor debe ser a la vez “afecti­vo y efectivo”, “debemos servir a los pobres “espiri­tualmente y corporalmente”[13] y “debemos anunciar la buena noticia “de palabra y de obra”.

Quisiera, antes de mencionar algunas características del Cambio Sistémico, dejar claro que si el Cambio Sistémico busca la trasformación de la sociedad, de todos los elementos del Sistema, podríamos, teniendo más tiempo y dedicando más espacio solo a este tema, remontarnos a las raíces de nuestro ser de cristianos y encontrar en la Palestina del siglo I las semillas fundantes del Cambio Sistémico predicadas y vividas por Jesús de Nazaret y si quisiéramos, podríamos remontarnos mucho más atrás, incluso a la fuentes veterotestamentarias de la transformación del mundo y de la denuncia profética que considero debe hacer parte del Cambio Sistémico.

¿Qué hace que un proyecto sea de Cambio Sistémico? no todo proyecto incluye Cambio Sistémico. Muchos excelentes proyectos se dirigen a necesidades urgentes e inmediatas, pero no van más allá. A diferencia de estos, un proyecto de cambio sistémico comprende, entre otras, las siguientes carac­terísticas:

1. Un impacto social de largo alcance: Esta es la característica principal del Cambio Sisté­mico; es decir, el proyecto ayuda a cambiar el con­junto de la situación vital de aquellos a los que intenta beneficiar.

2. Sostenibilidad: El proyecto ayuda a crear las estructuras sociales necesarias para un cambio permanente en las vidas de los pobres, tales como puestos de trabajo, educa­ción, vivienda, el acceso a agua potable y comida suficiente, liderazgo local en marcha.

3. Repetibilidad: El proyecto puede ser adaptado para resolver pro­blemas semejantes en otros lugares. La filosofía o espiritualidad que sirve de base al proyecto, las estrategias que emplea y las técnicas que usa pue­den ser aplicadas en circunstancias variadas.

4. Extensión: En concreto, este aspecto significa que el proyecto se ha extendido de hecho más allá de su contexto inicial y ha sido puesto en marcha con éxito en otros contextos en el país en el que comenzó, o interna­cionalmente, bien por los mismos que lo iniciaron o por otros que han tomado elementos del proyecto primero.

5. Innovación: El proyecto ha producido un cambio social significativo transformando prácticas tradicionales. La transformación se ha conseguido por medio del desarrollo de una idea capaz de cambiar las formas sociales anteriores y su lograda puesta en práctica.

Tercera experiencia: “Tengan los mismos sentimientos que Cristo” (Flp 2, 5), la Colaboración Vicentina.

Inicio este apartado citando a San Vicente: “Estén muy unidos y Dios los bendecirá; pero que sea en la caridad de Jesucristo; porque toda otra unión que no esté cimentada con la sangre de ese divino Salvador, no puede subsistir. Así que deben estar ustedes unidos unos con otros en Jesucristo, por Jesucristo y para Jesucristo”. (Abelly, libro II,c I, 327).

En la Asamblea General de la Congregación de la Misión número 41 que se celebró en París en el marco de los 350 años de la pascua de san Vicente de Paúl y santa Luisa, los misioneros reconocieron de manera rotunda la necesidad que tiene la Congregación y la Familia Vicentina de unir sus manos, y crear más vínculos de comunión no solo a nivel espiritual y carismático sino a nivel pastoral y, en el documento conclusivo de dicha Asamblea aparecen los siguientes compromisos[14]:

3.3. Impulsar la reflexión teológica sobre los desafíos y los bienes que brotan de compartir el carisma con los laicos.

3.4. Intensificar la colaboración con la Familia Vicentina en la formación, especialmente en relación con la espiritualidad vicentina, la Doctrina Social de la Iglesia y el liderazgo de los laicos que asegure su presencia transformadora en la sociedad en favor de los pobres.

3.5. Comprometernos a trabajar en la evangelización de los pobres junto con los miembros de la Familia Vicentina y otros grupos eclesiales, y participar también con organismos sociales en la defensa y promoción de los pobres.

Desde ese momento y bajo esos compromisos la Familia Vicentina creó en el 2011, una Comisión de Colaboración llamada VFCC (Comisión de Colaboración de la Familia Vicentina), la cual después de creada, para el año 2012, se dio a la tarea de elaborar un programa de formación y capacitación que sería llamado VFCAP (Programa de Colaboración para la Familia Vicentina), buscando que los diferentes miembros de la Familia Vicentina poco a poco entraran en esta dinámica. Este programa de formación de la Familia Vicentina para la Colaboración fue diseñado por expertos de las universidades de la Congregación de la Misión abordando perspectivas como la humana (técnica), psicológica y espiritual de la colaboración Vicentina, y se estructuró en cinco módulos. Módulo 1: un vicentino es un visionario. Volver a despertar, módulo 2: un vicentino es un contemplativo. “Volviendo a las raíces”, las relaciones vicentinas y las virtudes vicentinas, módulo 3: Un vicentino es un colaborador, módulo 4: El vicentino es un catalizador, módulo 5: El vicentino es un servidor.

En el 2013, se realizó un VFCAP piloto y, en el 2014, se lanzó oficialmente este programa; después de este proceso se solicitó al P. General lanzar para el 2015 el Año de la Colaboración Vicentina que se inauguraba para toda la Familia Vicentina en la Solemnidad de Pentecostés de ese año. El programa fue presentado en varios encuentros internacionales que seguían esta misma estructura; en octubre de 2015, en Ecuador se realizó el encuentro para Latinoamérica y en el 2016, se realizaron las réplicas de este encuentro en varios países.

Siendo así las cosas, se pudo permear la epidermis de la Familia Vicentina con esta iniciativa, pero ¿qué tan profundo caló esta idea?, ¿la colaboración llegó hasta la hipodermis?, estas no son preguntas muy profundas, pero cuya respuesta si valdría la pena buscar puesto que con tantas propuestas, iniciativas, estrategias, Comisiones, corremos el riesgo de solo reflexionar, solo escuchar, pero sin llegar a una asimilación consiente y radical de dichas iniciativas, de modo que se queden solo en eso, en iniciativas.

Colofón: Rostros concretos del Carisma.

Creo que es indispensable aterrizar todo lo compartido anteriormente y presentar algunas experiencias, pudieran ser mas a las que se podría aplicar sin mayor esfuerzo el título de la reflexión que se me ha pedido. Estas obras son acompañadas por las Hijas de la Caridad y pretendo con ello mostrar la fidelidad creativa al carisma.

Primera experiencia: Obra social “Casa de la Divina Providencia”[15]. Pasto Nariño.

El trabajo desarrollado en esta casa, data del año 1935, fundada por el padre Manuel Tito González y la sociedad de las Damas de la Caridad; en el año 1959 las Hijas de la Caridad empiezan a administrar la obra que fue creada con el objetivo de buscar la promoción humana y cristiana de la persona. En esta obra se trabajan tres programas: defensa de la Vida, prevención y evangelización, a continuación un breve panorama de lo que cada programa ofrece.

Programa en Defensa de la Vida

Hogar de acogida “San José”: Se creó con el fin de brindar un lugar de acogida y bienestar integral a mujeres: jóvenes estudiantes universitarias, a víctimas de diferentes tipos de violencia, a madres gestantes y lactantes, que se encuentran en situación de vulnerabilidad, o que necesitan ayuda de emergencia por sus lugares de procedencia de difícil acceso. Se han atendido madres de municipios aledaños a Pasto, de la Costa Pacífica Nariñense y del Putumayo.

El hogar de acogida atiende este tipo de población desde el mes de junio de 2016, después de detectar estas situaciones de vulnerabilidad durante las visitas al hospital Departamental, área de ginecología y culminar la capacitación en defensa de la vida con Vida Humana Internacional. En la infraestructura donde funciona actualmente el hogar, funcionó por más de 40 años un internado para jóvenes campesinas que no tenían la posibilidad de acceder a la educación, circunstancia que ha sido superada, puesto que el estado ha creado instituciones educativas y transporte a estos lugares, y en los últimos dos años los padres buscaban un internado para sus niñas como medio de castigo o de corrección y esta no fue la finalidad del mismo.

Atención adulto mayor: Promueve el mejoramiento de la calidad de vida de un grupo de adultos mayores de escasos recursos económicos; por medio de la nutrición se atiende además a un grupo de adultos mayores de una Comuna donde se brindan espacios ocupacionales, recreativos y de oración.

Asistencia, acompañamiento y promoción a víctimas del conflicto armado: Por ser Nariño un departamento Fronterizo y corredor de narcotráfico, es la ciudad de Pasto un lugar de recepción de víctimas del conflicto armado que requieren ser acompañados en el proceso de restablecimiento de derechos ante el daño sufrido.

Este trabajo se realiza en articulación con entidades como Pastoral Social, Unidad de víctimas, Comfamiliar y Defensoría del pueblo desde el 2015.

Programa de Prevención

Trabajo en red con agentes de Pastoral Provida: En medio de una sociedad marcada por el relativismo moral, narcisismo, individualismo, hedonismo que pone en riesgo y ha afectado gravemente la institución de la familia como núcleo fundamental de la sociedad, poniendo en estado de vulnerabilidad a los más débiles (el niño en el vientre materno, niños, ancianos, personas en situación de discapacidad, víctimas de esclavitudes modernas), y ha generado como consecuencia la pérdida de la identidad, el aumento de embarazos inesperados a temprana edad, abortos, suicidios, enfermedades, adicciones, degradación moral y perdida de la fe, entre otros, las hermanas y quienes trabajan con ellas han buscado dar respuesta y se han capacitado con la entidad Vida Humana Internacional y han conformado un movimiento laical diocesano que promueve la defensa y protección de la vida y la dignidad humana desde la concepción hasta la muerte natural y que busca orientar, restaurar y fortalecer a la familia como sociedad natural y lucha contra toda forma de esclavitud.

Sensibilización y prevención en trata de personas: Esta problemática social que ha sido naturalizada en nuestros contextos sociales, necesita ser visibilizada dando a conocer sus elementos esenciales para que se pueda reconocer cuando se está frente a una situación de trata. Por esta razón, desde la institución se han buscado espacios de sensibilización, capacitación y prevención con agentes de pastoral y el Comité Departamental contra la trata de personas.

Escuela Juvenil de futbol “Paulistas”: Para niños y jóvenes en riesgo social de una comuna de San Juan de Pasto. Se creó con el fin de brindar espacios deportivos, de formación, capacitación y acompañamiento psicosocial a los beneficiarios y sus familias, generando en ellos factores de protección que los aleja del consumo de sustancias psicoactivas, participación en pandillas y demás problemáticas sociales.

Programa de Evangelización

Esta dimensión tiene un campo de acción bastante amplio, y en todos ellos se ha buscado hacer presencia y acompañar cada una de las diversas pastorales, dichas pastorales, son:
Ø Pastoral de animación en varias parroquias, participación en la comisión Diocesana de catequesis, preparación a la vida sacramental, pastoral familiar, catequesis del Buen Pastor, pastoral de salud participando en la Comisión Diocesana de pastoral de salud, visita domiciliaria y en hospital a enfermos, acompañamiento a sectores, pequeñas comunidades y grupos de oración; pastoral de escucha y acompañamiento personalizado; pastoral mariana: acompañamiento a grupos vicentinos: Damas de la Caridad, Luisas de Marillac.

Segunda experiencia: Fundación obra social las gaviotas, comunidad terapéutica[16]. Cali-Valle del Cauca.

A la hora de proporcionar la información, la misma directora de la obra la circunscribe dentro del Cambio Sistémico y presenta todos los elementos que en este compartir ya hemos enunciado como elementos indicadores de que un proyecto hace parte de dicha estrategia. Esta obra, es una Fundación que brinda servicios de tratamiento y rehabilitación a consumidores de sustancias psicoactivas (SPA), contando con un equipo de profesionales que proporciona a los beneficiarios herramientas para su desarrollo integral, promoviendo en ellos estilos de vida saludables a través de: formación académica, psicoterapia individual, terapia espiritual, grupal, lúdica deportiva, ocupacional y orientación familiar, restituyendo los vínculos familiares, laborales, sociales y velando por el cumplimiento integral de sus derechos.
El objetivo general de esta obra es brindar un servicio integral y profesional dirigido, promoción, tratamiento, rehabilitación y resocialización de farmacodependientes, con el fin de que la población atendida, logre participar adecuadamente de la cotidianidad, con un nuevo proyecto de vida. Y como objetivos a mediano y largo plazo se propone:
Ø Facilitar el apoyo psicoterapéutico en el trabajo con el residente y su familia, que permita el conocimiento y comprensión de la problemática y motivar acciones de cambio
Ø Ofrecer al usuario un ambiente adecuado como un hogar transitorio que promueva su rehabilitación y la adquisición de nuevos hábitos de vida
Ø Orientar al joven y al adulto en la reformulación de su proyecto de vida, de manera que pueda reinsertarse a su medio familiar y social adecuadamente
Ø Garantizar al usuario un proceso de atención integral a nivel personal y social

Este proyecto ayuda a crear las estructuras sociales necesarias para un cambio permanente en la vida de los pobres, tales como puestos de trabajo, educación, vivienda, el acceso de agua potable y comida suficiente, liderazgo local en marcha. Cuentan con un Equipo Interdisciplinario, conformado por las Hijas de la Caridad, Operadores Terapéuticos, Psicólogo, Psiquiatra, Trabajadora Social, Pedagogas, Enfermera y Auxiliares al servicio de los usuarios.

Tercera experiencia: Colegio Fundación Marillac. San Gil-Santander.

En 1997 se crea el Centro de rehabilitación de niños y niñas con discapacidad física y mental en San Gil, en el 2001 se cambia la sede llevándola a las afueras de la ciudad en una zona campestre y en el 2003, se le otorga a la institución la licencia de funcionamiento como Colegio para Discapacitados Fundación Marillac. En el 2011 se le cambia el nombre a Colegio Fundación Marillac.

Allí se visualiza un mundo en donde todos los niños en situación de discapacidad, sean valorados e incluidos en la sociedad como miembros importantes de esta. Un mundo donde sea respetada su integridad y autonomía, donde sean tratados con dignidad y equidad. Un mundo donde las oportunidades para su rehabilitación, crecimiento y formación sean innumerables y donde encuentren apoyo, seguridad y un futuro digno.

Para llevar a cabo esto, el Colegio rehabilita, educa y forma estudiantes con discapacidades físicas, cognitivas, intelectuales y sensoriales desde temprana edad hasta edad adulta. Se desarrollan e integran habilidades físicas, intelectuales y de excelencia social para descubrir sus propósitos de vida y potencialidades y promover respeto y apoyo en las familias y comunidades.
Los objetivos de esta fundación son:
Ø Rehabilitar, educar y formar estudiantes en situación de discapacidad a través de un programa innovador e intensivo de estimulación y desarrollo neuronal.
Ø Fomentar en los estudiantes independencia, inclusión y productividad a través del desarrollo de habilidades físicas, intelectuales y de excelencia social, que les permita conocer sus propósitos de vida y descubrir sus grandes potencialidades.
Ø Incentivar el respeto, apoyo y aceptación de los estudiantes en sus familias y comunidades a través de programas de educación hacia la discapacidad y promoción de nuestros programas.

CONCLUSIONES

Ø Es importante para los miembros de una familia amarse unos a otros. Debemos tener un sano orgullo de nuestros familiares[17].

Ø Tenemos en nuestra Familia una larga fila de heroicos hombres y mujeres que han seguido a Jesucristo bajo la inspiración de nuestros fundadores[18].

Ø Es necesario como Familia conocer el camino recorrido por la Familia Vicentina, con sus diversas comisiones y buscar la manera de apostarle a los planes y procesos que la Familia Vicentina internacional propone.

Ø Es imperativo trabajar en la Pastoral Vocacional Laical.

___________________________________

[1] κολoφών en su sentido etimológico significa cumbre o cima.
[2] Obras completas de SVP, Tomo X 574. Sígueme-CEME, Salamanca.
[3] Obras completas de SVP, Tomo IX 432, 536, 540; XI, 733. Sígueme-CEME, Salamanca.
[4] Ibíd. Tomo IX, 534.Sígueme-CEME.
[5] Ibíd. Tomo IX 73, 534-535; XI 253.Sígueme-CEME, Salamanca.
[6] Óp. cit. Tomo XI 574 Sígueme-CEME, Salamanca.
[7] Étienne Juan-Bautista, CM. Carta circular a la Congregación de la Misión, 26 de mayo de 1844.
[8] Ginete Manuel, C.M. La Familia Vicenciana. Ayer, hoy y mañana: al servicio de los pobres. Vincentiana. julio-agosto, 2006.
[9] Pacem in Terris,1963. 89, 91.
[10] Gaudium et Spes, 85.
[11] Populorum Progressio, 78.
[12] Acta Apostolicae Sedis, 64 (1972) 189
[13] Ibíd. IX 73, 534-535; XI 253.
[14] Los números 3.3 a 3.5 corresponden a la numeración original del documento conclusivo de la Asamblea General de la Congregación de la misión, año 2010.
[15] Información suministrada por Sor Consuelo Alzate Gómez Hija de la Caridad. Directora y Representante Legal de la obra social Casa de la Divina Providencia.
[16] Información suministrada por Sor Gloria Elsy
[17] Robert P. Maloney, C.M. (VT-1997-02-11)
[18] Ibíd.

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