Is 22, 19-23; Sal 137; Rom11,33-36; Mt 16, 13-20.
“Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos”
La afirmación de Jesús a Pedro, nos remite al profeta Isaías: “Colgaré de su hombro la llave del palacio de David” (Is 22, 19). Estamos situados casi ocho siglos antes de Cristo.
Eliacín, es ascendido a ocupar el cargo de Sobná, vestido con su túnica, ceñido con su banda, y adornado con sus mismos poderes, dando por resultado una profecía mesiánica en la elección de Pedro: “Será un padre para los habitantes de Jerusalén. Colgaré de su hombro la llave de la casa de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá”. Su poder será “como el clavo” que sujeta y mantiene tensas las cuerdas de la tienda, como señal de la unidad.
La misma imagen con que Isaías describe el poder de Eliacín en la casa de David, utiliza Jesús para designar la misión de Pedro en su Iglesia. Las mismas palabras que el Señor dice a Eliacín, dice Jesús a Pedro: “lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”.
Con la declaración de Jesús a Pedro, queda establecida la continuidad del Reino de Dios que él vino a inaugurar. ¡Sigamos construyendo su Reino!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Servando Sánchez Ayala, cm
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