Ap 11, 19; 12, 1-6.10; Sal 44; 1 Cor. 15, 20-27; Lc 1, 39-56.
“Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede”
¡Qué dicha, qué felicidad el ser y sentirse la elegida del mismo Dios para ser la Madre del Salvador!
Reconocer a María como el primer y principal modelo de vida cristiana, es una gracia que nos concede el mismo Dios.
La alegría, es característica principal del seguidor de Jesús. Y María nos da ejemplo del gozo más pleno que pueda tener el cristiano.
Participar del plan divino y de la obra de Dios al ser llamados en el seguimiento de Jesús, nos permite gozar y celebrar de los mismos privilegios que Dios le otorgó a la Virgen María.
Todo cristiano que apuesta plenamente por el seguimiento de Jesús, no puede ocultar su felicidad, reconociendo como María, que todo se lo debe al mismo Dios.
Como Familia Vicentina, nos gozamos por tener el privilegio de la presencia, protección y cercanía de la Virgen María en la advocación de la Medalla Milagrosa. Por eso podemos decir: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”.
Y tú: ¿Te sientes feliz en tu vocación?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Servando Sánchez Ayala, cm
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