Lv 25,1.8-17; Sal 66; Mt 14, 1-12.
«Herodes mandó degollar a Juan»
Las firmes y radicales decisiones que buscan realizar la voluntad de Dios, están más allá de agradar o querer quedar bien con los demás. Las grandes decisiones en la búsqueda de realizar la voluntad de Dios, llegan a incomodar y provocar fuertes consecuencias para con quienes vivimos o compartimos la vida o la fe.
Y esto fue precisamente lo que le pasó a Juan Bautista. De Juan Bautista se dice que fue un hombre muy entero y muy radical en su vocación.
Era como esas personas que, como decimos de manera ordinaria, “no tienen pelos en la lengua”. Hablan lo que tienen que hablar y actúan muy coherentemente conforme a lo que dicen.
Un “hombre de Dios”, como Juan, va a ser siempre una persona que interpela, incomoda y hasta “escandaliza” a los demás por su forma de ser.
Un “hombre de Dios”, que tiene y puede tener este tipo de actitudes y tomar firmes decisiones que van “contra corriente” con lo que nos ofrece este mundo, es solamente porque es una persona de oración e intimidad profunda con Dios. Ya lo decía San Vicente de Paúl: “Denme un hombre de oración y será capaz de todo”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Servando Sánchez Ayala, cm
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