Ex 32, 15-24. 30-34; Sal 105, 19-23; Mt 13, 31-35.
Como un grano de mostaza, como la levadura
Dos “ángeles” le regaló el Señor al soldado Ignacio: las heridas de la guerra –a sus treinta años– y el largo tiempo de la convalecencia, que lo ocupó leyendo la palabra de Dios y la vida de los santos. E Ignacio comenzó a cambiar y a mirar la vida de otra manera.
El grano de mostaza creció, la levadura fermentó la masa.
No es el único a quien las sanas lecturas lo regresaron a casa, pero es memorable. ¿Qué leemos nosotros?
¿Qué lees tú? ¿Qué libros, qué televisiones o en qué redes sociales te hallas? ¿Cuánto tiempo te ocupan?
Entrar en la casa de la mayoría de los católicos y mirar con qué medios se alimentan, es una experiencia triste. A veces ni una Biblia siquiera. En la batalla cultural que hoy libran los medios y los grupos de presión por el alma del pueblo, la verdadera fe y vida cristiana están perdiendo la partida. Terminamos pensando y creyendo como nos dictan los grandes medios o contrarios o fríos hacia el cristianismo. Esos que o sólo anotan y repiten escándalos o esos que aplican el apagón informativo al testimonio de tantas comunidades servidoras y llenas de vida.
¿Cuándo fue la última vez que leíste un libro sobre Jesucristo o sobre tu fe cristiana? ¿Cuánto lees los evangelios? ¿Qué medios hay o llegan a tu casa que puedan ayudar a los jóvenes de tu familia?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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