Son muchos los misioneros que, siguiendo el ejemplo de san Vicente de Paúl, entregan cada día todo su ser por el Evangelio y por los pobres. Y, cuando vivimos la pérdida de uno de ellos, es como si algo de nosotros también se fuese con él o ella. Que este homenaje al P. Lusarreta, recientemente fallecido, sea también un recuerdo lleno de admiración por tantos otros que han entregado su vida a la misión.
El miércoles 19 de julio se celebró en Madrid un funeral por el alma del misionero Jesús María Lusarreta, fallecido en La Habana a los 80 años de edad. La Misa funeral fue en la Basílica de la Milagrosa de Madrid a las 8 de la tarde.
Jesús María Lusarreta, misionero de la Congregación de la Misión, falleció el viernes 14 de julio en la Casa Provincial de las Hijas de la Caridad en La Habana. El padre Lusarreta llevaba 25 años en Cuba, en la parroquia de la Milagrosa. Ha fallecido tras varias semanas luchando contra diversos problemas graves de salud que al final no le han permitido seguir con su enorme labor en la misión en Cuba. Llegó a Cuba en el año 1993 donde ha dejado un vació incalculable para todas las buenas personas de La Habana que lo han ido conociendo y trabajando con él.
Jesús María nació un 14 de marzo de 1937 en la localidad de Lumbier en Navarra y, desde muy joven, sintió la llamada de la vocación. Al igual que una de sus hermanas y otro de sus hermanos, Hija de la Caridad ya fallecida, y sacerdote diocesano en México.
Su funeral se ha celebrado en la Parroquia La Milagrosa de La Habana, pero sus cenizas serán enterradas en su tierra natal.
Su marcha deja un enorme pesar no sólo para la misión en La Habana, sino para todos aquellos que lo conocieron de una forma u otra: Hijas de la Caridad, Misioneros Paúles, jóvenes misioneros, miembros de JMV…
Lusarreta ha estado luchando hasta el último momento para volver a su incansable labor. “Tenía unas ganas enormes de vivir y de seguir con la misión”, dicen las Hermanas que hasta hace apenas unos días habían estado hablado con sus familiares. De hecho, Lusarreta se fue al encuentro con Dios consciente de toda la atención que su estado de salud había despertado en España y otros muchos países donde la Familia Vicenciana está presente.
De hecho, la noticia de su fallecimiento ha corrido como la pólvora y las muestras de condolencias y apoyos se han dejado sentir por todos los rincones del mundo.
Histórico misionero, Lusarreta ha marcado a muchos de los jóvenes, sacerdotes y Hermanas que han apostado por una vida dedicada a la misión, pues fue el primer Director Nacional de la Asociación Juventudes Marianas Vicencianas en España.
“Desde COVIDE-AMVE, de la que era miembro Lusarreta, nos unimos al dolor y a la oración conjunta por su alma. Y damos gracias a Dios por la labor y la semilla que Jesús María ha dejado en el mundo entero”, manifiestan.
Según explica sor Nadieska Almeida, Hija de la Caridad, “el padre Lusarreta no escatimó esfuerzos ni sacrificios por la evangelización de los pobres, se entregó con alma y cuerpo a la misión, un hombre de Dios, con una profunda vida espiritual, enamorado de Jesucristo tal y como lo descubrió a través de su fundador”.
Añade la hermana esta petición: “agradezcamos a Dios esta vida tan fecunda, su testimonio alegre, efectivo y comprometido en la causa de los pobres, y que Él, que ya está gozando del Dios de Jesucristo que ama a los pobres, interceda por cada uno de nosotros, para que podamos dar la vida cotidianamente en el servicio que Dios nos ha pedido según nuestra vocación y carisma”.
OMPRESS-CUBA (18-07-17)
Fuente: http://www.revistaecclesia.com/
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