«Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra»
Ex 3,1-6.9-12; Sal 102, 1-7; Mt 11, 25-27.
Jesús nos asegura en el evangelio de hoy que del Dios verdadero –llamado Padre– sólo aquel a quien el Hijo se lo revele sabrá o tendrá alguna experiencia de él. No lo inventamos nosotros. Se nos da. Y se les da especialmente a los pequeños y sencillos.
“Cuando alguien me dice que no cree en Dios, le pido que me hable del Dios en el que no cree. Después de escucharlo atentamente, yo termino diciéndole que tampoco yo creo en ese “Dios”. La visión de estos ateos sobre Dios no tiene nada que ver con el Dios que Jesús nos reveló. Niegan lo que su imaginación o sus prejuicios han inventado.
Si queremos acercarnos al Dios único y verdadero, sólo tenemos el Camino que es Jesucristo. Él nos lo ha revelado. “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14, 9). Por eso, pégate a Jesucristo, al corazón de la fe de la Iglesia, pues “a Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo que está en el Padre, él nos lo ha revelado”. Así nos lo asegura el prólogo del cuarto evangelio.
Danos, Señor, que nos abramos a tu Palabra.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
0 comentarios