Gen 15, 1-12. 17-18; Sal 104; Mt 7, 15-20.
“Así que por sus frutos los conocerán”
Jesús está preocupado por hacer llegar el reino de Dios a todos, y sabe que cuenta con muchas personas que quieren colaborar en esta misión; pero por desgracia también hay personas embusteras. ¿Cómo saber de quién fiarse? Fácil, responde Jesús: vean sus obras. El hombre malo no puede ayudar a mejorar a los otros. Sólo de un corazón lleno de caridad pueden salir palabras y obras de amor.
Para llegar a dar frutos de amor, se necesita estar abiertos a la acción del Espíritu Santo y dejarse guiar por El. Es el Espíritu quien nos empuja a hablar de Jesús, de su amor y de su su proyecto.
Pero dar frutos de amor o llegar a tener obras de caridad no es tan fácil, implica ser capaz de salir de sí mismo e ir al encuentro del otro, de brindar un gesto de amor desde la humildad y la apertura y de comunicar en lo que decimos y hacemos nuestra experiencia personal de fe en Jesucristo, experiencia que hemos recibido como un regalo de Dios. Dios nos conoce y sabe que en este deseo de dar frutos llenos de caridad especialmente hacia los más pobres está de por medio nuestra debilidad y nuestros defectos que muchas veces estropean su obra, pero tiene una confianza plena y sabe que cuenta con nosotros para la construcción de su reino de amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Blanca López Leija, HC
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