Sagrado Corazón
Deut 7, 6-11; Sal 102; 1 Jn 4, 7-16; Mt 11, 25-30.
“Te doy gracias Padre… porque has revelado estas cosas a la gente sencilla”
La mirada de la gente sencilla es, normalmente, más limpia. No hay en su corazón tanto interés torcido. Van a lo esencial. Saben lo que es sufrir, lo que significa vivir al día, saben sentirse mal y vivir sin seguridad. Son los primeros que entienden el evangelio. Entienden a Jesús como nadie. Es entre la gente sencilla donde la devoción al Sagrado Corazón toma su fuerza.
La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua.
La devoción al Sagrado Corazón está por encima de otras devociones porque es la fiesta del “amor de Dios por la humanidad”, veneramos al mismo Corazón de Dios. El 16 de junio de 1675, Jesús se le apareció a Santa Margarita María de Alacoque que escuchó al Señor Jesús decir: “He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte no recibe nada más que ingratitud… en este sacramento de amor”.
“¡No olvidemos el amor de Dios, el amor de Jesús: Él nos mira, nos ama y nos espera. Es todo corazón y todo misericordia. Vayamos con confianza a Jesús, Él nos perdona siempre” (Papa Francisco).
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confiamos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Blanca López Leija, HC
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