Hch 18, 9-18; Sal 46; Jn 16, 20-23.
“Nadie les quitará su alegría”
Sigue hablando Jesús de la alegría que sentirán los apóstoles cuando, después del dolor de la pasión y la muerte, lo vean resucitado. Sentirán una “alegría que nadie les podrá quitar”.
Mirada desde esta perspectiva, la vida del cristiano tiene más razones para la alegría que para la tristeza. El cristiano que ha sido incorporado a Cristo en el bautismo, que ha sido bañado con el rocío del Espíritu Santo, que ha sido ungido profeta y testigo, que ha sido alimentado con el pan de la vida, el cuerpo y sangre de Jesús, que ha sido perdonado y consolado y recreado en la reconciliación… tiene más razones para la alegría que para la tristeza.
Es cierto que la vida y la historia, y muchos que caminan junto a nosotros, se empeñan en frustrar, en oscurecer y aniquilar la alegría de nuestro corazón. También es cierto que nosotros, muchas veces, hemos herido a los hermanos y les hemos quitado una pizca de su alegría.
Quiero proponerte algo. No dejes que nada ni nadie te quite el gozo de sentirte amado y perdonado y acompañado en la vida por Cristo Resucitado. Tampoco atentes contra la alegría de tu hermano. Hazla crecer con tu cercanía y amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero, cm
0 comentarios