Is 50, 4-9; Sal 68, 8-10. 22-22. 33-34; Mt 26, 14-25.
«Voy a celebrar la Pascua en tu casa…«
El lugar donde Jesús y los suyos celebraron la Cena “era una sala grande en el piso superior” nos aclaran Marcos y Lucas en sus relatos. Allí, siguiendo las indicaciones de Jesús, los discípulos prepararon todo para esa ocasión única.
¿También Jesús quiere tener contigo su Pascua y te pide que arregles todo y te prepares para celebrarla?
¿De qué preparaciones se trata? Toda la Cuaresma es una caminata hacia Pascua de Resurrección. Ahora, en estos días santos, seguramente que nos pide, en primer lugar, que apartemos el tiempo oportuno para participar activamente en las celebraciones. Todos estamos muy ocupados, pero esta es ahora una ocupación prioritaria para un cristiano. ¿Cómo dejar nuestro sitio vacío el Jueves Santo, la Vigilia Pascual del Sábado en la noche y el Domingo de Pascua?
No podemos ir de cualquier manera. Es tiempo de pedir perdón y de dar perdón, de reconciliarnos. Tu familia necesita más paz y armonía, más perdón, y tú acaso también. Una buena confesión en estos días nos ayudará a resucitar con Jesucristo, a pasar del engaño a la verdad que nos cura. ¿No podremos, también, mirar por algunos de los crucificados o marginados que tenemos cerca? Jesús toma su cruz para quitarnos la nuestra, y nosotros, ¿no ayudaremos a quitar las cruces que agobian a otros? Jesús quiere celebrar la Pascua contigo…, y tú y yo no queremos defraudarlo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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