El terror yihadista golpeó el domingo 9 de abril, Domingo de Ramos, a la comunidad cristiana copta en Egipto. Dos atentados sucesivos con bomba causaron varias decenas de muertos y más de un centenar de heridos en sendas iglesias coptas de Alejandría y Tanta, en el norte del país.
En el inicio de la Semana más importante para todo cristiano, la palma ensangrentada de la imagen es sacramento de lo que celebraremos en estos días: el triunfo de Dios sobre la muerte, el triunfo de nuestros hermanos, muertos por el fanatismo, mártires de la fe.
Oremos por todos ellos y por todos los cristianos perseguidos del mundo. Dios es nuestra esperanza: a Él nos acogemos con confianza y ponemos en sus manos las vidas de aquellos que fueron asesinados simplemente por creer en Jesús.
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