Estas palabras del Papa Francisco y de nuestra Asamblea General: “La audacia de la caridad para un nuevo impulso misionero”, han resonado con fuerza en mí y me han impulsado a atreverme a dar un paso que quedó truncado en el año 2010, cuando en mi estancia en el Centro Internacional Misionero, donde ya llevaba tres meses y medio y me sentía feliz, me diagnosticaron una enfermedad muy grave, que me impediría continuar allí y me hacía dejar, sin preguntarme, lo que creía era el sueño de Dios para mí.
En esos momentos venía a mi mente la frase de: “La vida es aquello que te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes“ (John Lennon).
Fue muy duro para mí ese momento, ya no tanto el de la enfermedad sino el aceptar que no podía seguir mi camino, a lo que sentía como llamada de Dios, y traté de ir aceptándolo aunque con mucho dolor y sufrimiento.
Pero en estos seis años y medio que el Señor me está concediendo de nueva vida, de ese nacer de nuevo, he visto su paso por mi vida. Mis deseos y pensamientos siguen siendo los mismos, no han cambiado, y estoy convencida de que si estoy bien no es para guardarlo para mí, sino para ponerme otra vez al servicio del que más lo necesite, para eso siento que Dios me sigue llamando cada día. Mi vida me es dada para darla, si no, no tiene sentido.
Cada vez que voy a la revisión anual, me dicen que me encuentran mejor, que no he tenido ninguna recaída , y por ello, este año me he atrevido a preguntar a los médicos si podría probar a ir a la Misión ad gentes. No os imagináis lo que sentí cuando recibí un SÍ por respuesta aunque iba seguido de: “sólo por tres meses”.
Para mí esa fue la mayor alegría que he podido recibir, y así es como me atreví a SALIR, con todo lo que ello implicaba, de Lugo mi querido Centro San Vicente de Paúl de Discapacitados Físicos y Psíquicos donde llevo desde el año 2002, y he podido disfrutar de la misión de Guinea Ecuatorial en la Comunidad de Micomeseng.
Ahora, de nuevo en España, he venido para la revisión médica anual con la esperanza de que los médicos me dejen volver al lugar donde creo Dios me llama.
Autora: Sor Leticia Antón García, HC.
Fuente: Revista «Oye su voz y ¡enrédate!», Semana vocacional de las Hijas de la Caridad y Misioneros Paúles de España.
0 comentarios