Lev 19, 1-2. 17-18; Sal 102, 1-4. 8-13;1 Cor 3, 16-23; Mt 5, 38-48.
“Amen a sus enemigos y rueguen por los que los persiguen”
Sulomone, joven imán en Kerala, quería encontrar las respuestas que no hallaba en las contradicciones del Corán. A sus 18 años quiso hacerse católico. Pero sabía que hacerlo podría llevarlo a la muerte. Buscó un refugio, lejos de su familia. Dos hermanos y dos tíos encontraron su paradero. Sin mediar palabra, a golpes, bofetones y puñetazos lo redujeron y lo llevaron secuestrado a la casa familiar. Su padre, para perdonarle la vida, le ofreció que fuera cristiano oculto, pero que cumpliera externamente las prácticas islámicas. Pero, si deseas ser cristiano públicamente, “tengo que matarte” le dijo. Pero Sulomone (hoy Mario Joseph, tras su bautismo) pudo escaparse… Ahora es un evangelizador intrépido. Y ha perdonado.
Amar a los enemigos y rezar por ellos… Es más fácil cuando estos son lejanos, pero cuánto cuesta cuando los agravios vienen de quienes amas, de quienes menos esperabas que te ofendieran o persiguieran. Hay odios familiares que paren cánceres añosos y siempre crecientes. Pero el Señor Jesús, que nos perdona, nos pide de compartamos el perdón también con ellos. Como lo hizo Mario Joseph y lo sigue haciendo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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