Gén 3, 9-24; Sal 89, 2-6. 12-13; Mc 8, 1-10.
“Me da lástima de la gente, pues no tienen qué comer”
La multitud llevaba tres días con Jesús, y tenía hambre. Pero sólo disponía de siete panes. Entonces Jesús hizo con los panes los cuatro gestos que él acostumbraba: 1. Los tomó. 2. Dios gracias. 3. Los partió, y 4. Los repartió a la gente por medio de sus discípulos.
¡Tanta pobreza, tanta desnutrición tanta enfermedad! ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Hasta cuándo? Y él nos mira con misericordia amorosa y nos dice: ¿Hasta cuándo mis hermanas y hermanos? ¿Hasta cuándo permitirán ustedes que mis pobres se sigan muriendo de hambre, de analfabetismo, de enfermedad y de injusticias? En sus manos, y con mi gracia, está el remedio y la lucha por cambiar las mentes y estos sistemas de muerte que cada día fabrican nuevos pobres y nuevas esclavitudes. También para eso los acompaño, los inspiro y les doy fuerza. ¿Qué hacen ustedes? Por lo que hagan con estos mis hermanos necesitados por mí también lo hacen, y por eso serán juzgados.
Jesús, el tomado por el Padre, el partido por nosotros, el que es nuestra acción de gracias, el entregado del todo por nosotros, ¿no lo acogeremos y lo repartiremos como amor y justicia con los más suyos, con los pobres?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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