Heb 11, 1-2.8-11; Interleccional Lc 1; Mc 4, 35-41.
“¿Quién es éste a quien hasta el viento le obedece?”
La vida cristiana es como la barca del evangelio, siempre golpeada por las dificultades y los problemas de la vida. Ante el peligro seguimos preguntándonos si Dios no se habrá olvidado de nosotros. Pero el Señor no está lejos, navega con nosotros. Le cuestiona no tanto nuestro miedo, sino nuestra falta de fe, porque la confianza en él nos lleva a superar nuestros temores.
Después de 55 años de vida conyugal los ancianos esposos todavía se querían profundamente.
Un amigo les preguntó:
¿Cómo es posible que vivan ustedes dos tan unidos, y que todavía se quieran tanto? ¿Cómo han logrado educar tan bien a sus hijos y luego a sus nietos, siendo los tiempos tan difíciles?
Indicando un antiguo Cristo que colgaba de la pared, la mujer contestó:
Pregúnteselo a él; la vida es dura para todos; pero desde el día de nuestro matrimonio, el lugar de honor en esta casa siempre lo ha ocupado él.
Jesús juega un papel muy importante en nuestra vida. Su presencia nos debe inspirar confianza. El que permanece unido a él, es capaz de supera los miedos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jorge Pedrosa Pérez, C.M.
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