Heb 9, 15.24-28; Sal 97; Mc 3, 22-30.
“Satanás ha sido derrotado”
Ante la evidencia del poder de Jesús, los maestros de la ley buscan desprestigiar sus obras, aludiendo a la fuerza de Satanás. Es un señalamiento directo contra Jesús: “Está poseído por Beelzebú, jefe de los demonios, y con su ayuda expulsa a los demonios”.
Jesús los invita a acercase para darles una explicación: ¿Cómo puede Satanás echar a Satanás? Si esto fuera así, no existiría, porque toda división lleva a la muerte. Jesús actúa con el poder de su Padre. Y nos enseña que la victoria sobre satanás se gana día a día.
El abad Macario, estando de viaje con sus alumnos, oyó a una joven que le decía a la madre: Hay un muchacho muy guapo, bueno y rico que me quiere, pero yo lo odio: y hay otro muchacho, que es un canalla y me odia, pero yo lo quiero. Macario se sorprendió mucho por tales palabras.
Los alumnos le preguntaron: ¿por qué te sorprendiste tanto? Macario les explico: Es que los cristianos cometemos igual barbaridad: Dios es hermoso, bueno y rico, y nosotros no queremos a Dios; el demonio es nuestro miserable enemigo, y sin embargo, nos dejamos atraer por el demonio.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jorge Pedrosa Pérez, C.M.
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