Is 8, 23-9,3; Sal 26; 1 Cor 1, 10-13.17; Mt 4, 12-23.
“Y se cumplió la profecía de Isaías”
Estamos en el inicio de la primera parte del evangelio de san Mateo. Después de vencer las tentaciones y del encarcelamiento del Bautista, Jesús inicia su misión: la predicación del Reino de Dios. Y lo hace comenzando en Galilea, donde la tierra parece estar más dispuesta y preparada para escuchar su palabra. “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”.
Dios viene a reinar entre nosotros porque en Jesús hemos recibido la salvación. Es la llamada a volvernos a Dios. Un renovarse al encuentro con el Señor. La vuelta a Dios debe nacer desde el interior del hombre. El cambio del corazón es fruto del Espíritu Santo que habita en nosotros. Desde entonces esta es la tarea de la Iglesia.
Una joven deseaba entrar en una comunidad religiosa, y para probar su vocación, la superiora le pintaba con negros colores el rigor del claustro.
“Madre, le dijo la joven, si es cierto todo eso, no tengo sino que hacerle una pregunta: ¿hay algún crucifijo? Sí, el crucifijo lo encontrarás en todas partes, obtuvo respuesta. “Pues bien, espera, nada me será difícil teniendo a mi lado el crucifijo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jorge Pedrosa Pérez, C.M.
0 comentarios