Heb 4, 12-16; Sal 18; Mc 2, 13-17.
“He venido a llamar a los pecadores”
La sociedad del tiempo de Jesús no es distinta de la nuestra. Mucha división, desigualdad e injusticias. Son precisamente estas barreras sociales que Jesús pone en evidencia con sus palabras, actitudes y obras.
Mateo es considerado del grupo de los explotadores. Es un simple trabajador de hacienda, pero al fin y al cabo al servicio del Imperio, que sacaba los impuestos al pueblo. Era, pues, colocado en el grupo de los pecadores.
No obstante su condición, Jesús lo invita a seguirlo y formar parte del grupo de sus seguidores íntimos. No se mueve por los criterios de los líderes religiosos que desprecian, humillan y rechazan al pecador fundados en la ley mosaica, falsamente interpretada por ellos mismos.
Con su llamada y acogida a los pecadores, Jesús se opone al desprecio del pecador en nombre de la ley y a todos invita a la conversión, comenzando con los que excluyen al pecador para no contaminarse.
Con esto Jesús nos da una gran lección: sólo se puede encontrar a Dios si estamos dispuestos a aceptar y acoger a los pecadores en nuestra mesa. Curiosamente el nombre de Mateo significa “don de Dios”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jorge Pedrosa Pérez, C.M.
0 comentarios