Iniciamos el Tiempo Ordinario, donde recordaremos el misterio de Cristo en su plenitud, principalmente en los domingos. Jesús es el Cordero de Dios sacrificado para nuestra liberación. Él es el Hijo que ama hacer la voluntad del Padre para manifestar su fidelidad salvadora. También hoy sentimos la necesidad de seguir invitando a todos los hombres y mujeres a formar parte del nuevo y definitivo pueblo de Dios convocado por Jesús.
¡Caridad y misión!
Chuno
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