Is 45, 6-8. 21-25; Sal 84, 9-14; Lc 7, 19-23.

“¿Eres tú o hemos de esperar a otro?”, le preguntan a Jesús. Es acaso la pregunta que nos hacen a nosotros.

¿Eres cristiano, eres católico de verdad o hemos de esperar a otros? Pablo y Silas llegaron a Tesalónica. Allí los alborotadores quisieron apresarlos. Y decían ante los magistrados: “Estos, que han revolucionado al mundo, han venido también aquí, y… actúan contra los decretos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús”, (Hc17, 6).

Hoy, cuando llega alguien, que se dice cristiano, católico o católica, no sabemos, de pronto, si es alguien trasformado por el mundo y con sus mismos juicios y prácticas mundanas, o si es un transformador del mundo, alguien tocado por Jesucristo y por su misericordiosa revolución. Y no importan los títulos, grados, puestos y demás menores circunstancias. ¿Eres tú el cristiano que esperamos y necesitamos o hemos de esperar a otro que en verdad lo sea?

San Juan de la Cruz –cuya fiesta celebramos hoy– y que pasó muchos sufrimientos para ser fiel a Jesucristo y transformar la vida religiosa, suplicaba a al Señor Jesús: “¡Descúbreme tu presencia / y máteme tu vista y tu hermosura / mira que la dolencia / de amor que no se cura/ sino con la presencia y la figura”.

Sin Jesucristo, ¿qué novedad tendríamos para el mundo?

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.