Te agradecemos profundamente Señor, Padre misericordioso, el habernos elegido
para ser parte de la AIC, que continúa la misión de las Cofradías de la Caridad
fundadas por San Vicente de Paúl hace 400 años.
Concédenos las gracias que necesitamos para continuar
con esta maravillosa obra colaborando
—junto con las personas que viven en situación de pobreza—
en la construcción de un mundo más justo y equitativo;
Ayúdanos a transmitir tu inmenso amor a nuestros hermanos,
así como el entusiasmo y la esperanza,
para que sean parte activa de su propio desarrollo;
Enséñanos a ser dóciles a tu voluntad;
Danos la fortaleza que necesitamos para ser en la Iglesia
verdaderos obreros que trabajen
y ser fuerza transformadora en la sociedad;
Suscita vocaciones para que cada día seamos más voluntarias AIC
en el mundo, plenamente convencidas de que:
«Cuando lo hicieron con alguno de estos más pequeños, que son mis hermanos,
conmigo lo hicieron» (Mt 25, 40).
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo tu hijo, que vive y reina contigo
En la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
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