Fiesta de la Inmaculada
Gén 3, 9-15.20; Sal 97, 1-4; Ef 1, 3-6. 11-12; Lc 1, 26-38.
Hoy celebramos, con júbilo, la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Eva nació sin pecado original, aunque luego lo perdió. ¿Por qué María no iba a nacer inmaculada, si iba a ser la madre de la nueva humanidad? “Llena de gracia”, le dice el ángel. María es esa mujer del Génesis en enemistad con el pecado y el mal.. En ningún momento pudo la serpiente mancharla con su baba. La más bella y la que sólo se fija en quien así la creó. “Engrandece mi alma al Señor” cantará en el Magnificat. “El nudo formado por la desobediencia de Eva, pudo ser desatado por la obediencia y la fe de María”, nos dirá ya en el siglo II, Ireneo de Lyon.
Sírvanos, hoy, para alabarla el sonetillo a la Inmaculada del bloguero Bruno M.
Mirad hoy, resplandeciente, a la Reina celestial.
Mirad cómo tiembla el mal y se esconde la serpiente.
Vestida de sol ardiente, la luna por pedestal
y, cual corona nupcial, doce estrellas en la frente.
Es la Sierva y la Señora,
la Virgen profetizada,
del sol naciente la aurora.
Viene de gracia colmada,
pues su Hijo, en buena hora,
quiso hacerla Inmaculada.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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