“No todo el que dice: Señor, Señor,…”
Is 26, 1-6; Sal 117, 1-27; Mt 7, 24-27.
Puedes recordar que Alí Babá –el de Las mil y una noches– aprendió a abrir la cueva de los 40 Ladrones y de sus tesoros con sólo decir: “¡Ábrete Sésamo!”. Pues bien, hoy nos asegura Jesús que “no todo el que dice ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos”. Aquí no hay palabras mágicas que sirvan para encontrarnos ante la perla de más valor. Se necesita edificar la propia vida sobre roca firme, esa roca que es Cristo (1 Cor 10, 4).
Es algo de lo que ha hecho y quiere seguir haciendo la propietaria de un famoso restaurante en Taipei, llamada Purple. Tras seis meses de intensa preparación, se bautizó en la Pascua del 2012, en la parroquia del Sagrado Corazón de Taipei (Taiwán). Nos dice: “Soy una empresaria y veo las cosas a largo plazo, mi lema es Hacerlo mejor y de otra forma… Mi futuro tiene que ver con el de ayudar todavía a más gente.
Si puedo ayudar a más gente y agrandar la comunidad, un número mayor de personas podrá descubrir los verdaderos valores de la vida. Yo quiero tener la fuerza de Dios para ayudar aún más a las personas. Esto es lo que realmente siento. Todo aquello que he recibido gratis, lo quiero dar gratis, ¡con la ayuda de Dios!”. “¿Qué me da una fuerza particular? Cada domingo participo en la misa y saco un beneficio enorme. Agradezco a Jesús que me dé la oportunidad de conocer a una gran comunidad en la cual encuentro el soporte de Dios. Me da una fuerza inigualable”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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