“Dejaron de inmediato las redes, y lo siguieron»
Rom 10, 9-18; Sal 18, 2-5; Mt 4, 18-22.
A Simón y a Andrés los encontró Jesús echando las redes en el lago y les dijo: Vénganse conmigo y síganme. Y ellos no le dijeron: espera,… mañana nos llegan unos familiares de Filadelfia.
A Dean Ferng, documentalista taiwanés, Jesús no lo llamó como a Simón y a Andrés, la llamada “se dio por el testimonio de los cristianos que vi a mi alrededor… su personalidad revelaba una meta en la propia vida, tenían una visión, sabían adonde quería ir en sus existencias. Además eran entusiastas, servían con generosidad, no se ponían límites”. Las navidades del 2014 pidió y recibió el bautismo.
Hoy el taiwanés Dean Ferng dice: “Cuando leo el Evangelio me siento profundamente tocado. Especialmente en el pasaje que dice que tenemos que ser la sal de la tierra y la luz para el mundo. Los cristianos que he conocido no se escondieron, sino que fueron para nosotros estudiantes entonces, como puntos de referencia claros y explícitos”.
No sé si las palabras del taiwanés –sobre el testimonio de los cristianos que se encontró– son las que dicen de ti y de tu familia y comunidad.
¿Pueden decirlas en verdad? ¿Sentimos, como él, la necesidad de encontrarnos con Jesús en los evangelios y ser “sal y luz de la tierra”?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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