“Manténgase en pie ante el Hijo del hombre”
Apc 22, 1-7; Sal 94, 1-7; Lc 21, 34-36.
El diccionario dice que embotamiento significa debilitamiento o disminución de las capacidades de los sentidos o de la inteligencia. Jesús nos advierte: “velen, no sea que se embote su mente”. No dejes que el ambiente te enjaule la conciencia. Sin una infraestructura de disciplina y sobriedad, sin un asiduo cuidado de fijarse en Jesucristo, ¿cómo mantener la fe, la esperanza y ese amor que es afecto y servicio? “Estén despiertos, pidiendo la fuerza…”, nos dice Jesús. Me sé débil ante este ambiente que ensalza y justifica lo fácil, lo placentero aquí y ahora, y ante estas ideologías que parecen humanistas y que son la baba de los lobos antes de deglutir sus presas. “Existe un relativismo práctico: es actuar como si Dios no existiera, decidir como si los pobres no existieran, soñar como si los demás no existieran”. (Papa Francisco). Una vida consentidora del “vicio, la embriaguez y los agobios de la vida” –nos dice Jesús– se embota, se anochece a sí misma.
¿Cómo podríamos así estar en pie ante el Hijo del hombre?
Nos pides, Señor, que seamos como los vigilantes que acogen las señales y dan el aviso, no nos dejes que los vicios nos adormezcan.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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