“Levanten la cabeza, se acerca su liberación”
Apc 18, 1-2. 21-23;19, 1-3. 9; Sal 99, 2-5; Lc 21, 20-28.
Desde las predicciones apocalípticas sobre la destrucción de Jerusalén, pasa el evangelio a hablar de la segunda Venida: “entonces verán venir al Hijo del hombre con gran poder y majestad”.
¿Quién ha de temer esa venida y quienes se han de regocijar con ella? Jesús les dice a los suyos: “Cuando empiece a suceder esto, levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación”.
El Jesús que vendrá lleno de gloria es el que ya está con nosotros y que, entonces, aparecerá como la plenitud del Reino del Padre. La liberación será ya total: no más tristezas, no más llanto, no más pecado ni muerte, no más persecuciones. Y estaremos ya ante el gozo y la alegría de la misericordiosa justicia de Dios. La pregunta espontánea dice: ¿cuándo sucederá esta esto? La pregunta importante inquiere: ¿cómo estar preparados?
Y, en medio de estas preguntas hay algo claro: para quienes Jesucristo es “su centro y su mundo”, éste no se acabará ni será destruido. Su palabra no pasará, y su amor no terminará.
“Ni Ramsés, ni Alejando, ni César / te conocieron. / Compréndelos, comprende/ que gastaran su vida batallando / por ciudades perdidas / en el ojo caníbal del olvido”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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