Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 8 de noviembre de 2016

por | Nov 8, 2016 | Reflexiones | 0 Comentarios

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Día Vicentino de ayuno y oración/reflexión
Martes 8 de noviembre de 2016

Todos somos pecadores — Los buenos cristianos saben — ¿Por qué vino Jesús? — Viviendo eternamente

Todos somos pecadores  — Nosotros, como Vicentinos, sabemos que somos perdonados. Una de mis frases favoritas es: Caminamos hacia la santidad y somos pecadores que buscan el perdón y siguen tratando. Es cómico como no siempre miramos de esa manera a los que servimos. De verdad creo que debemos tratar con más empeño. Sé que a veces no es fácil, pero leer las Escrituras y rezar ayuda. Cristo se encuentra con cada una de nuestras personalidades y siempre perdona. Debemos perdonar y alistarnos para mostrar un cambio. Aquí es cuando entra en juego el cambio sistémico. Puede ser el cambio más simple, como buscar contactar a otras agencias para que nos ayuden. Nuestra meta es sacar de la pobreza a quienes ayudamos. Eso requiere que aprendamos lo que significa cambio sistémico. No se trata de una sola cosa. Podemos aprenderlo de Famvin y Vinformación. Hay mucho que aprender en el sitio web de Famvin y en  los sitios de la SSVP. Esta información está disponible para ayudarlo a servir mejor a los más necesitados. Yo sé que necesitamos la misericordia de Dios frecuentemente, especialmente cuando ofendemos. Debemos estar en constante comunicación Él. Debemos reconocer Sus riqueza en los demás. Señor Jesús, te pido que me otorgues la gracia de buscar Tus riquezas en los demás y estar pendiente de que Tú siempre nos quieres rescatar gracias a Tu misericordia. Amén.

Los buenos cristianos saben que irán al cielo — Dios el Padre  nos ha dado a Jesús para que Jesús nos guie hacia el cielo. Jesús da Su cuerpo y derrama Su sangre para redimir los pecados de la humanidad y traernos a la comunión con Él. En penitencia, Jesús nos acepta con todas nuestra limitaciones, nos trae la misericordia del Pare, quien nos perdona y transforma nuestros corazones, haciendo que amemos como Él nos ha amado. Nosotros no aceptamos a Cristo solo porque la moralidad cristiana es un reto; nosotros aceptamos el reto de la moralidad cristiana porque nos hemos enamorado de Jesús — de (lo que el Papa Francisco verdaderamente dijo) “¡Cuando yo Te doy, Señor,  todo mi trabajo, Tú me reconfortas de una manera especial y me garantiza la recompensa eterna! Amén.” Esta es una reflexión interesante sobre la santidad, que acabo de leer, escrita por Terry Módica. Usted es un santo. No discuta conmigo, yo sé que usted es un santo, porque un santo es todo aquel que está en el cielo o camino hacia a él siguiendo a Cristo. En el credo de los Apóstoles decimos: “Creo en la comunión de los santos…” ¡Eso lo incluye a usted, a mí, y a todo los que servimos! Es toda la comunidad seguidora de Cristo.  Cuando rezamos por otros necesitados, ellos podrían no ser cristianos, y eso debe hacer eternas nuestras oraciones. Rezamos por que ellos sigan a nuestro Señor y sean santos. Rezamos por su salud, por sus familias, por sus trabajos, porque dejes sus adicciones, encuentren un trabajo, vayan al colegio, cualquiera que sean sus necesidades. Dios nos los ha confiados a nosotros.

¿Por qué vino Jesús? — “Vine para que puedan tener vida y la tengan en abundancia”. ~Juan 10:10b. Cuando Jesús nos recuerda que vino para nosotros tuviéramos vida; lo hace en el contexto de dejar ir Su propia vida por amor a nosotros. Defender la vida en nuestros países e incluso en nuestras comunidades de fe puede causar divisiones, miedo, enjuiciamientos y limitaciones de nuestras relaciones con otros. Proclamar el “Evangelio de la Vida” es inevitable para que la Buena Nueva encarne en las vidas de Sus discípulos. ¿Por qué no tomarse el reto de incluir algunos elementos culturales de vida en la vida de cada domingo en su parroquia, y cada vez que pueda en su vida diaria? Para se consistentes con el “Evangelio de la Vida”, debemos hacerlo de forma que inspiremos unidad, y disipemos miedo y enjuiciamientos. Todos nosotros, ordenados y laico, estamos llamados a abrir a los demás al tipo de relación que hace un discipulado verdaderamente dador de vida. Cada semana encontrara aquí sugerencias para la homilía, una oración de fe o una visión que puede fomentar la vida abúndate que Jesús vino a darnos. Estas sugerencias pueden ser fácilmente adaptadas a la familia o a oraciones personales, incluso a presentaciones cuando nos reunimos con otros grupos u organizaciones. Cada parroquia y cada uno de nosotros individualmente, estamos invitados a hacer abundante, relevante y alcanzable a todos la vida de Cristo.

Viviendo eternamente — Cuando vivimos eternamente, la vida eterna empieza ahora. Es difícil conocer el Dios de la eternidad y entonces vivir nuestras vidas en este tiempo y espacio, enfrentar el sufrimiento y la confusión de no conocer todo el misterio. En Macabeo vemos la convicción de los mártires, quienes milagrosamente vienen a creer en la resurrección aun antes de la venida de Jesús. En la carta de Pablo vemos a los primeros cristianos moviéndose de la creencia de que Jesús regresará en cualquier momento, a la de confiar en que Dios nos guiara mientras vivimos. En el Evangelio, los Saduceos luchan contra la idea de cómo lo eternidad puede ser una continuación y una pausa de la realidad como la conocemos. Es como alucinante. Esto es lo que sabemos: Cuando elegimos la vida en Dios ahora, empieza nuestra vida eterna. Aun cuando enfrentamos sufrimiento, aun cundo el demonio nos rodea, Dios esta creando el cielo en la tierra, y podemos ser parte de él con “cada buena palabra y obra”. Amor es la respuesta, en la tierra y el cielo, y no tenemos que preocuparnos. ¡Vimos cómo Sus hijos!  Ya sabemos que somos pecadores y que aun así Dios nos ama. Él ama a los que servimos y ama que veamos a Su Hijo, Jesús, en cada persona que servimos. Rezamos por el perdón a los más necesitados, pero más que todo por nosotros mismos. Solemos ser muy cercanos a las familias que servimos. A mí me gusta ver aquí la mano de Dios. De verdad me hace ver que Él está ayudando. Me ayuda a seguir adelante. Nosotros hablamos mucho sobre las familias que yo ayudo. No sé por qué lo llamo tanto si siempre está allí. Me reconforta saber que visitamos a nuestros amigos, sus otros hijos.  Siento un gran cambio en muchos de los que servimos, pero también me doy cuenta de que hay muchos más que necesitan más ayuda. Yo vivo sabiendo que Dios siempre está ahí y  Él me da confianza. 

Bendiciones, Lynn.

 

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