“Estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre, llega a la hora que menos esperan”
Ef 3, 2-12; Is 12; Lc 12, 39-48.
Algún día este mundo llamado tierra dejará de existir, no sólo porque biológicamente al cabo de unos miles de millones de años el sol se apagará, sino porque para nosotros los cristianos, el mundo no está destinado a girar sobre sí mismo, fue creado por Cristo y para Cristo y, en él y sólo en él, llegará a su consumación y plenitud.
Y así como el mundo tiene un fin histórico, también nosotros los seres humanos sabemos que llegará el día en que dejaremos de existir. Y para ese día nos pide Jesús que vivamos preparados, porque no sabemos el día ni la hora.
Hay dos actitudes con las que podemos esperar mientras llega el fin. Una, como ese siervo fiel, preparado y digno de confianza, que trata bien a todos y sabe administrar su casa encomendada; la otra, como el siervo irresponsable que se la pasó maltratando a sus compañeros, comiendo y embriagándose.
¿Cómo nos estamos preparando para presentarle a Dios nuestra misión de cuidar, valorar, respetar, alimentar en la fe, a nuestras familias, hijos, esposos, comunidades?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Alicia Gamboa, H.C.
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