Día Vicentino de ayuno y oración
Martes, 18 de octubre de 2016
Note el Cristo invisible — El plan perfecto de Dios — El rompecabezas en nuestras vidas — Los Vicentinos necesitamos hacer una pausa
Gratitud Vicentina — (Evangelio de Lucas 17:11-19) En este evangelio los 10 leprosos tienen suficiente fe para acudir a Jesús diciéndole “Ten piedad de nosotros, Maestro”. No sé qué pasa con nosotros como humanos; nosotros tratamos de compararnos con las demás personas. Es algo innato en nosotros. Asumimos cosas según lo que vemos en las vidas de los demás cuando en realidad no sabemos nada sobre sus vidas: sus cargas, sufrimientos o lo que podemos llamar sus cruces. Asumimos que sus vidas son muy fáciles porque lo parecen comparadas con la nuestra, cuando frecuentemente nos damos cuenta de que sus vidas son mucho más difíciles que las nuestras. Yo creo que muchos de nosotros hemos dicho: “¿Cómo llevas esas cargas?”. Yo misma lo he preguntado muchas veces. Ellos suele responder: “¡Estamos rezando por ti!”. Les muestro mi gratitud por sus plegarias, porque se que ellos llaman a Dios por mí. Nuestra fe se profundiza cuando somos agradecidos. La gratitud es más que dar las gracias. La gratitud se hace abundante cuando ayudamos a los demás y cuando nos damos cuenta de que Dios está con nosotros en nuestro servicio. Perdonar es gratitud. No nos debemos comparar con los demás. Somos quienes Dios nos hizo ser. Sea agradecido cuando sirva a los más necesitados. Deles el coraje de levantarse. Muestra gratitud y la sentirá también. Debemos recordar lo bien que se siente cuando hacen algo por nosotros. La gratitud es un gran regalo y debemos usarlos sabiamente. Recuerde estar bien equipado con los evangelios. Oraciones y misericordia. Seremos grandemente recompensados, así como lo serán lo que servimos. Dios estará con nosotros mientras servimos a lo más necesitados y debemos saber que Su voluntad será hecha con gratitud.
El plan perfecto de Dios — El plan de Dios es tan perfecto que incluso el pecado, la tragedia y la dolorosa muerte son usadas para darnos unión divina. Dios hace del problema, la solución. Es sólo cuestión de verlo bien, completa y verdaderamente —de Eager to Love—. Como Vicentinos, tratamos de vivir el plan perfecto de Dios. A veces es difícil, pero Él siempre está con nosotros. Use Su plan de misericordia y amor. Usted solo debe juzgar para ayudar; nunca para creare prejuicios o infelicidades sobre los que hacen las personas a las que usted sirve. Es nuestro trabajo ayudarlos a aprender, pedirles ayuda a otros para ayudarlos a seguir adelante y ayudarlos a salir de la pobreza. A veces, el plan de Dios es que les preguntemos a los demás si los podemos ayudar. A veces Dios nos dice que dejemos las cosas pasar y que aprendamos de los que Él ha puesto en nuestro camino. Él pone gente y situaciones en nuestro camino para enseñarnos y ayudarnos a que hagamos grandes cosas en Su nombre. Cuando lo logramos, es Dios quien recibe el crédito. Ése es Su plan y nosotros somos Sus sirvientes. Debemos aprender a ser humildes para ver Sus planes y llevarlos a cabo en Su nombre. Recuerde que podría ser alguien más ejecutando Sus planes por nosotros. Hoy me llamo una parroquiana preocupada por mí. Ella, me levantó el ánimo tanto que sentí que cada palabra que pronunciada venía de Dios. Sus planes funcionan de manera misteriosa. Él nunca nos abandona. Él nos ama a nosotros y a los que servimos. Asegúrese de llevar el evangelio en su corazón y sirva con misericordia y amos para sacar a delante a los pobres. Recuerde que le estamos sirviendo a Él en el rostro de un desconocido. Usted puede vivir el plan perfecto de Dios.
El rompecabezas en nuestras vidas — Muchos de nosotros recibimos rompecabezas cuando éramos jóvenes. Para los más chiquitos, venían con piezas grandes y al juntarlas formaban animales de granjas o botecitos. Viendo la relación entre las piezas y poniéndolas juntas correctamente era un gran avance en percepción — y nuestros padres nos premiaban cuando los completábamos. Ahora que somos abuelos, hacemos lo mismo con nuestros nietos. La imagen de un rompecabezas describe un aspecto importante de nuestras vidas. Como Vicentinos, vemos rompecabezas en los que servimos y a veces las pizas son más grandes que la vida, pero frecuentemente son más pequeñas. Las piezas del rompecabezas son serias y complicadas. Necesitamos la ayuda de Dios para ver las piezas y mostrarnos adonde van. Como Vicentinos, llamamos a Dios para entender las piezas que faltan. Las dificultades que enfrentamos en el servicio a Cristo que está en los pobres, serán resueltas si creemos. Siga resolviendo el rompecabezas y viendo el rostro de Jesús en los pobres, los presos, las personas que no tienen hogar y todos los necesitados en este gran rompecabezas. Lea el evangelio de Juan 1:38 y pregúntese “¿qué buscas?”. Si lee a Marcos 4:40 pregúntese “¿Por qué estas asustado? ¿Aun no tienes fe?”. Lea a Mateo 5:13 y pregúntese “Eres la sal del mundo, pero si la sal se vuelve insípida, ¿Cómo puede volver a ser sal?”. Continúe leyendo a Lucas 9:20 y pregúntese “¿Pero quién dicen ustedes que soy?”. Este es el comienzo del aprendizaje para resolver los rompecabezas de los que servimos. Sabemos que necesitamos que el Señor y los santos estén con nosotros. Encontramos las respuestas en el evangelio, que también nos ayudara a resolver el rompecabezas de nuestra vida, y aun mas importante, el de nuestros amigos y vecinos más necesitados.
Los Vicentinos necesitamos hacer una pausa — En mi conferencia solemos tener un retiro en enero para reunirnos después de navidad y celebraciones. Necesitamos estos días para agarrar una pausa y rezar. Si usted tiene suficiente suerte como para ir a una casa de retiro, tendrá silencio para que se pueda enfocar. Hasta el Papa necesita un retiro. El Papa Francisco toma su retiro en primavera en Italia. Le sugiero que anote todas las personas de su parroquia que necesitan oraciones y todos a los que usted sirve. Cuando esté tranquilo, agarre sus notas y rece por cada persona. Éste es su mejor momento para orar. Puede rezar por su trabajo como Vicentino y pedirle a Dios que lo haga una mejor persona. Rece por su esposo y familia, y por su familia Vicentina. Las oraciones no dañan a nadie y más bien pueden hacer la diferencia. En silencio, aun cuando la comida está servida, yo voy. Comer en silencio causa ruidos de comodidad y humor. Las zanahorias y el céleri suenan durísimo. Se escucha la respiración de los demás y eso da una idea de cómo va la vida. Se leen increíbles lecturas sobre grandes tremas que interesan a los Vicentinos. Es más que una pausa que refresca porque refresca nuestro llamado y nuestra alma. De verdad, le sugiero que haga un retiro en una casa de retiro o en su propia casa. Puede quitar todos los sonidos y sentarse con nuestro Señor, preguntando y escuchando. Él lo renovara. ¡Créalo! Sé que uso mucho esta palabra. La tengo por todas partes en mi casa. Dios está siempre allí, pausando para escuchar Su voluntad.
Bendiciones,
Lynn
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