Gál 5, 18-25; Sal 1; Lc 11, 42-46.
“¡Pobres de ustedes fariseos!”
Pobres de los fariseos y pobres de nosotros, que recortamos las exigencias de Jesús y las vamos acomodando a nuestros gustos y conveniencias. Mientras el Señor nos pide misericordia, justicia, nosotros regalamos incomprensión e intolerancia.
Ya el Papa Francisco nos adverte que la vida cotidiana de la Iglesia corre el peligro de “desarrollar la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo… Llamados a iluminar y a comunicar vida, finalmente se dejan cautivar por cosas que solo generan oscuridad y cansancio interior… Por todo eso, me permito insistir: ¡No nos dejemos robar la alegría evangelizadora!“
Pidamos al Espíritu Santo que renueve nuestra vida de testimonio y nos haga capaces de ser en medio de una humanidad lastimada y necesitada de aliento, agentes de paz, misericordia, perdón.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Alicia Gamboa, H.C.
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