Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 4 de octubre de 2016

por | Oct 4, 2016 | Reflexiones | 0 Comentarios

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Día Vicentino de ayuno y oración.
Martes 4 de octubre de 2016
Ayudando a los demás como Jesús lo hubiera hecho — Dios no comete errores — Misión Vicentina — Sedientos de Dios

Ayudando a los demás como Jesús lo hubiera hecho — Estamos llamados no sólo a ver a Dios en los que nos rodean; sino a ser Jesús para los demás. Ayudar y servir a los demás como lo haría Jesús debe estar muy dentro de nuestro corazón. Nuestras acciones deben reflejar Su amor por los demás. Frecuentemente llamamos a Dios porque sabemos que Sus planes son buenos. Nuestras acciones siempre empiezan con una oración, seguimos orando durante la visita, rezamos después de la visitas, y hacemos seguimiento para estar seguros de que todo va bien. Cuando haga las cosas como usted quiere sin el amor de Dios, no sentirá Su misericordia y amor. Él siempre está ahí. Él no se va. Si se siente mal, regrese a Él. Él lo ama siempre y le da Su amor y misericordia cuando usted lo pide. Ante la duda, siempre rece. Él nos dio Su hijo para enseñarnos  como amar y servir a nuestros amigos más necesitados. Yo sé que a veces es difícil ayudarlos. Entonces rezamos más fuertemente y los amamos. Ellos ven nuestra sonrisa, nuestra cara de preocupación y sienten nuestro amor. A veces es difícil ver a Jesús en ellos, pero inténtelo y rece por ellos para que sus heridas sanen. Hable con ellos y escúchelos para saber que rompe sus corazones. Siga el plan de Dios para servir a Jesús en los demás y pídale que le hable durante ese plan. Abra su corazón al plan de Dios porque suele ser mejor que nuestro plan. El no solo tiene planes para nosotros; sino también para los que servimos.  Pase tiempo orando para preguntarle por revelaciones. Servir como Jesús significa ser pacientes, persistentes y nunca abandonar. No olvide que Dios siente nuestro dolor y el dolor de los que servimos. A veces, el amigo no reza, así que debemos rezar por ellos y con ellos, si ellos lo piden. Una cosa que nunca debemos preguntar es “¿Por qué yo?” Recuerde que Jesús murió en la cruz y a nosotros no nos han pedido hacer eso, ni  nos lo pedirán. Dios siempre está con nosotros cuando rezamos. Él dice: “Sí, hijo, estoy contigo. Siente mi presencia, estoy contigo, sirviente creyente”.

Dios no comete errores — Sabemos por la Biblia, Dios nos formó aun antes de haber nacido. No somos un error. Usted está aquí para servir a Sus pobres porque Él quiere que usted lo haga. Él deliberadamente nos escogió a todos nosotros, sin importarle color, credo o educación. Usted ha sido elegido. Él conoce nuestros pensamientos, acciones y necesidades. No somos accidentes, ni lo son los que servimos, los presos, adictos, abusados y los que han perdido la esperanza por falta de dinero para sobrevivir. ¡Él los ama a todos! Estamos llamados a mostrarle Su amor a todo el mundo. Él está con nosotros, así que trabajemos juntos para lograr un cambio.  Sabemos que no somos un banco de comida; sino el del amor de Dios. Frecuentemente la falta de comida causa la llamada para pedir ayuda. Nuestro objetivo es sacarlos de la pobreza. Debemos encontrar la manera y trabajar juntos para crear este cambio sistemático. Trabajamos junto con la Santísima Trinidad para lograrlo. Ellos de verdad nos necesitan a nosotros y a Dios en sus vidas. Predicamos el evangelio con nuestras acciones; no con palabras. Es muy importante recordar eso. Asegúrese de que Dios y Su palabra esté siempre con nosotros. Nunca estamos solos. Todo es nuestra vida está en manos de Dios cuando lo dejamos estar cerca de nosotros. Cuando las cosas salen mal y preguntamos “¿Por qué no estas ahí, Señor?” Yo sé que digo esto frecuentemente, pero si Dios parece estar lejos, adivine quien se movió. Debemos recordar esto y rezar más. Dios está siempre con nosotros, hable con Él frecuentemente.

Misión Vicentina Estamos hechos y hemos sido llamados para nuestra misión de amar y servir a los más necesitados. No es siempre lo que queremos o esperamos, pero es la voluntad de Dios. Él nos moldeará para que podamos vivir nuestra misión con Él. Cuando sabemos y aceptamos, es el plan de Dios, debemos estar motivados con pasión. Eso nos prepara para la eternidad. No trabajamos para obtener dinero, premios o legado. Trabajamos para complacer a Dios y responder a nuestra misión de amos y servicio a los pobres. Cuando obedecemos Su Voluntad, “Dios ha plantado la eternidad en el corazón del hombre. (Eclesiásticos 3:11). La vida en la Tierra es como nuestro ensayo, antes de nuestro verdadero premio. Yo creo en que la misión Vicentina es “Cúmplase Su voluntad”. No es que sea muy difícil pero ara hacer o correcto, la voluntad de Dios, la cual es nuestra misión de servir. También podemos rezarle a nuestros santos y beatos en nuestra familia Vicentina. Cundo San Vicente nació en  1813, la mortalidad infantil era muy alta. “¿Cuántas veces he visto a mis padres llorar cuando de 14 hijos, el cielo sólo les dejo 3”. (Beato Federico Ozanam). Él tenia una amada hermana, que junto con su madre, le enseñó lecciones de vida. Él tomó estas lecciones para completar su misión de formar la Sociedad de San Vicente de Paúl. Él amo a San Vicente y su trabajo. Sus padres ya estaban ayudando a los pobres subiendo muchas escaleras para servirles. Por su determinación y el plan de Dios, ahora tenemos conferencias en todo del mundo. Estamos en una misión para servir como Vicentinos y tenemos muchos que nos acondicionaron el camino. Les podemos pedir que recen por nosotros. Nuestra misión es buena y está siendo observada por Dios. Llámelo frecuentemente.

Sedientos de Dios — “No le tremeré a ningún demonio, porque Tú estás conmigo; Tu bastón me conforta” (Salmo 23:4). Yo puede entender la grandeza de Dios; pero no puedo entender Su humildad”. Está muy claro como Él nos ama a cada uno separada y completamente. Es como si no hubiera nadie más en el mundo. Él me ama mucho. Cada unos de nosotros puede afirmar esto con gran convicción. La Madre Teresa es conocida por su sonrisa radiante y la alegría de Cristo  que le llevó a todos los que conoció, aun en las circunstancias más difíciles. Estas historias y meditaciones en sus propias palabras apuntan al secreto de vivir en esa alegría: simplicidad, rendición humilde a Jesús, agradecimiento, y sobre toso, un corazón lleno del amor de Dios. Esas claves abrirán el regalo de la alegría en cada corazón sediento. Dios nunca nos abandona. Debemos abandonar lo que no viene de Dios y volvernos sedientos de Dios. Los problemas pueden construir el carácter o destruirlo, pero yo creo en que la fe y la calidez de las buenas personas que nos rodean… y las buenas elecciones… fortalecen a las personas, las que Dios quiere que seamos, las que Dios diseñó.  Para mí la misión se basa en la comunión con los demás y el ministerio. Ministerio es entrar con nuestra ruptura humana en comunión con los otros y decir palabras de esperanza. Nuestra sed por Dios y Su intervención es lo que me permite seguir adelante. Debemos llamarlo, escucharlo y luego actuar. Manténgalo cerca.

Bendiciones,
Lynn

 

 

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