Apc 12, 7-12; Sal 137, 1-5; Jn 1, 47-51.
“Verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar por el Hijo del hombre”.
Hay una puerta hermosa y única, siempre abierta, que se llama Jesucristo. Por él se nos ofrece la entrada al cielo que es Dios. Y también los ángeles vienen por esta puerta a cuidar de nosotros y a luchar contra la bestia monstruosa (Apc 12, 7).
“Eres una princesa. Llevas un apellido muy antiguo, aristocrático, el nombre de una de las doce tribus de Israel, la tribu de Leví. No lo olvides nunca”, le decía su padre, siendo ella muy niña. En una playa, escuchó por primera vez el nombre de Jesús de labios de su pequeña amiga Celine. Pero, en su vida, tardó muchos años en encontrarse con él. De esto habla su libro: “Muéstrame tu rostro”. Como dice su editor para explicar el tono apasionado de libro: Cuando amamos a una persona incondicionalmente sacrificamos todo por este amor, somos indiferentes al juicio de los otros, sólo pensamos en alegrarnos por la presencia del otro.
Es Veronique Lévy, socióloga y psicóloga, hermana menor del famoso filósofo francés Bernard~Henri Lévy. Es rubia, grácil, diáfana, parece tímida. Su agnóstico hermano dice: “En la vida de Véronique ha habido una lucha cuerpo a cuerpo con el mal, lucha que alcanzó su cima justo antes de su conversión; también ha habido gracia y redención. Se ha convertido en otra. Ha rehecho su alma. Este tipo de aventura espiritual toca al ser en todas sus dimensiones, de arriba abajo». En el 2012 recibió el bautismo, en Notre Dame de París. Al fin, encontró esa puerta hermosa y siempre abierta que se llama Jesucristo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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